“La pandemia trajo un impacto positivo en mi negocio de alquiler de botes, ya que las personas han buscado formas distintas de recrearse y reunirse”, dijo a SFMN un gerente de negocios de botes que prefirió mantenerse en el anonimato.
A pesar de que la demanda ha aumentado, el administrador admite que sus servicios han bajado de precio para hacerlos atractivos durante la pandemia. “Ya no se cobra $6,200 por todo un día, ni $4,500 por medio día, sino $5,500 por 8 horas y $3,500 por 4 horas por un yate de 80 pies.”
Sin mucho hincapié con respecto a las preocupantes consecuencias de esta pandemia, corredores de charters, operadores de puertos deportivos, y entusiastas de este mundo marítimo, admiten que la navegación recreativa está experimentando una de las temporadas de verano más ocupadas de los últimos tiempos.
En el caso de este gerente de negocios de botes, la clientela no ha sido la habitual, y piensa que estos nuevos clientes utilizan sus cheques de estímulo para rentar los yates.
Casi 3,000 negocios cerraron temporal y permanentemente debido a la pandemia del COVID-19 en el sur de la Florida, dice un reporte de la plataforma Yelp.
En una publicación de finales de julio, Yelp reportó que 2,991 negocios han sufrido por la pandemia, entre la zona de Miami, Fort Lauderdale, y West Palm Beach. Sin embargo, esta nueva realidad no ha afectado a las compañías de alquiler de botes o embarcaciones en la región.
Esta intensa interacción social sin un rígido seguimiento de las reglas de la salud está contribuyendo al aumento de los casos de COVID-19 en Miami Dade, advierten expertos en salud y trabajadores de primera línea consultados por The Daily Beast. Las salidas en bote y la propagación del virus también obedecen, en parte, al cierre de bares y discotecas en el Sur de la Florida.
El Departamento de Salud de la Florida reportó 646,431 casos en total en el estado, con 11,849 muertes al 6 de septiembre, el tercero en la nación, después de California y Texas.
Florida es considerada como el epicentro de la pandemia, pero esto no ha sido un obstáculo o temor para muchos. Alvaro Padrón, un constante navegante, cuenta que este 4 de julio fue como cualquier otro.
“Yo diría que la gran mayoría de tripulantes en distintos barcos no cumplían con distanciamiento social o uso de mascarillas. Tampoco cumplían con la ley de un máximo de 8 a 10 personas por bote. Hasta la marina el día de la independencia estaba llena de clientes, y había que reservar un espacio para poder utilizar nuestro bote.”
Muchos comercios, como los restaurantes y peluquerías, han optado por nuevos procedimientos de adaptación. Esos negocios trabajan a un 50% de su capacidad y ofrecen servicios solo en exteriores.
El gerente cuenta que el único cambio que han tomado con respecto a la pandemia ha sido implementar una limpieza profunda después de cada servicio. También, como es debido, le exige el uso de máscaras al equipo y a los clientes, pero solo mientras se encuentran en la marina, ya que es obligatorio.
Otra medida que toman en su negocio es evitar mencionar, en el caso de ser detenidos por las autoridades, que el bote está siendo utilizado de manera comercial y decir que se trata de una embarcación privada.
“Lo hemos visto constantemente. Las salidas sociales en botes, como si no hubiera afectado en nada la cuarentena. En algunas ocasiones, sí hemos llegado a pensar que hay más botes en el agua de lo usual, pero no es algo que se manifiesta todos los fines de semana.”
Según el gerente, es poco común que la policía marítima te detenga de manera aleatoria para supervisar si la tripulación cumple con los requisitos impuestos por la nueva normativa del condado.
Entre lo que precisa esta normativa, disponible en su página web, está el uso de mascarillas y el distanciamiento social, al igual que un máximo número de tripulantes de entre 8 a 10 personas, dependiendo del tamaño del bote. Otra regla exigida es la del uso de guantes por el capitán, la tripulación, y los clientes.
Aunque la pandemia ha afectado la economía drásticamente gracias a la implementación de nuevas normas, toques de queda, cuarentena, y prohibición temporal de servicios como Airbnb y clubs nocturnos, claramente algunos servicios de arrendamiento de botes han encontrado la manera de evadir esas regulaciones para que la fiesta continúe.