Las calles de La Pequeña Habana estaban llenas de energía el martes por la noche, pero en ningún lugar se sintió más intensamente el pulso de las elecciones que afuera de Versalles, el icónico restaurante cubano que durante mucho tiempo ha sido el corazón de la comunidad cubanoamericana de Miami. La atmósfera estaba cargada de un fervor que sólo los momentos políticos más apasionantes pueden generar.
La multitud no sólo era grande, sino también ruidosa. Vítores, cánticos y lemas se escuchaban mientras sus partidarios ondeaban banderas y vestían camisetas de Trump, adornada con lemas como Make America Great Again (o hagamos que Estados Unidos vuelva a ser grande).
Entre los cientos de votantes republicanos había un hombre que solo se identificó como “Osvaldo”. Dijo que se vio obligado a escapar de Cuba cuando era sólo un niño.
“Mis padres no me sacaron de un régimen comunista a los 9 años para terminar en otro”, dijo Osvaldo, refiriéndose a Kamala Harris. El añadió que “quieren robar las elecciones, pero no podrán”.
Muchos en la multitud dijeron que apoyan el plan del candidato Donald Trump para la deportación masiva de inmigrantes ilegales.
“Trump no está en contra de la inmigración, está en contra de la inmigración ilegal”, dijo Jorge Jahn, quien asistió a la manifestación con un sombrero MAGA. “La gente que viene no ha sido examinada, no sabemos de dónde vienen, no conocemos sus antecedentes y están causando problemas”, concluyó Jahn.