Desde que inició la crisis del coronavirus, los estantes de productos básicos en los supermercados se han visto vacíos por semanas.
Ni bien llegan los suministros y en unas cuantas horas se agotan, como es el caso de los limpiadores de manos, el alcohol, el papel de baño, las harinas y granos, inclusive huevos y leche, fresca y de duración prolongada.
Sin embargo, el elevado consumo está siendo capitalizado por las cadenas de supermercados, minoristas y mayoristas. Las contrataciones de personal se incrementan para poder responder a la demanda, y no solo al interior de las tiendas y centro de distribución, sino también en sus sistemas de entregas a domicilio.
Muchos empleos se pierden, pero otros surgen. Es la ley de oferta y demanda. Es la nueva ecuación provocada por la crisis del coronavirus.