El martes 28 de enero decenas de cubanos se reunieron en la Plaza Lafayette de Washington, D.C. para exigir la liberación de los presos políticos en Cuba y respaldar las legislaciones del presidente Trump. La concentración llamada “Acciones, no palabras”, organizada por el activista Alexander Otaola, atrajo a personas que viajaron desde el sur de la Florida y otros lugares, incluso fuera de Estados Unidos, para exigir no solo la liberación de los prisioneros, sino también el regreso de Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo.
“Estamos pidiéndole a Marco Rubio, a Trump y a todo su gabinete,” mencionó el activista politico e influencer, Alexander Otaola. “Cuba es prioridad, porque si quieren mantener el hemisferio completamente organizado y libre de doctrinas de izquierda, pues tienen que ir contra La Habana, que es la cabeza del monstruo que disemina toda esta barbarie”.
El fervor patriótico cubano se sintió fuertemente cerca de la Casa Blanca, con jóvenes y exiliados de diversas generaciones uniendo sus voces en esta lucha. Bárbara Travieso, una cubana exiliada desde hace más de 30 años, compartió su emoción al ver a tantas personas jóvenes comprometidas con la causa.
“Me siento muy emocionada,” dijo Travieso.“Porque va a hacer 35 años que llevo en este exilio y ver esta cantidad de gente involucrada, esta gente joven en un exilio renovado es muy emocionante, han venido personas de muchísimos lugares , de muchísimos estados, incluso fuera de Estados Unidos, a reunirse aquí y es un sueño hecho realidad para mi”.
Líderes del exilio, como Rosa María Payá y Mario Félix Leonard, se dirigieron a los presentes, expresando su esperanza de que nuevas leyes impulsadas por Trump generen cambios significativos para el futuro de Cuba. Entre otras figuras destacables que atendieron la manifestación se encuentran Elieser Avila y “Los Pichy Boys”. La manifestación fue un claro mensaje de unidad y determinación en la lucha por la libertad de la isla.