Emprender en Cuba: el ingenio al límite de lo permisible

Enrique Rodríguez ha luchado por permanecer en Cuba. Alguna vez pensó en emigrar, como lo han hecho casi tres millones de cubanos desde 1959 en búsqueda de libertad y mejores condiciones de vida. Pero algo en él se resiste, cuenta, y por eso en 2017 fundó Camaguax Tours, una agencia turística que nació en la provincia de Camagüey, para intentar desarrollarse económicamente en su país y promover el potencial de su ciudad natal como destino turístico. 

Es uno de los miles que han apostado al emprendimiento en la isla, le han puesto a sus sueños un nombre y un registro mercantil, y los han echado a andar en las formas en las que el gobierno cubano ha ido permitiendo. La creatividad ha sido para muchos una especial aliada en el entorno cambiante de los últimos diez años y con las limitaciones internas y externas que deben encarar. 

Desde el frente Norte, el embargo y bloqueo estadounidense a Cuba, establecido hace más de seis décadas, impone restricciones severas que limitan las transacciones financieras, el acceso a tecnologías clave y la realización de pagos internacionales desde la isla. Los emprendedores cubanos enfrentan barreras significativas, como la dependencia de intermediarios para efectuar pagos y las consecuencias de la desconexión del sistema bancario cubano con las redes financieras globales.

En el propio campo de batalla, el gobierno cubano mantiene múltiples restricciones a la iniciativa privada. Estas incluyen limitaciones legales para operar ciertos negocios, escasez de insumos esenciales, y trabas administrativas que dificultan la importación de equipos y materias primas. Además, la falta de acceso a créditos bancarios formales y una infraestructura financiera ineficiente agravan la situación, dejando a los emprendedores a merced de prácticas informales y altos niveles de incertidumbre. 

¿Basta con el ingenio?

Las bases sobre las que Rodríguez creó su modelo de negocio datan de un poco antes de la formalización de Camaguax Tours. En 2015, Rodríguez se dedicaba a transportar turistas en su carro Willy con motor Toyota de petróleo de los años 50, desde el polo turístico de Santa Lucía en la costa norte de la provincia de Camagüey hasta el municipio cabecera de la ciudad. 

“Empecé trayéndolos a Camagüey, los dejaba en un punto y luego los recogía”, cuenta el emprendedor, que mientras hacía estos viajes de 110 kilómetros de un punto a otro, comenzó a recibir las solicitudes de los turistas para que les recomendara algunos lugares de la ciudad. 

Así nació la idea de diseñar excursiones que él mismo promovió entre los clientes. 

En ese momento, había una lista de actividades privadas permitidas en Cuba, que habían visto una mayor flexibilización y ampliación a lo largo de los años 2000 y, especialmente, a partir de 2010 bajo la presidencia de Raúl Castro. 

Antes de eso, Fidel Castro había eliminado el sector privado en la isla mediante una serie de nacionalizaciones y reformas económicas que comenzaron tras la revolución de 1959. 

En su esfuerzo por establecer una economía socialista, el gobierno de Castro expropió propiedades y empresas privadas, incluyendo bancos, industrias, comercios y tierras agrícolas. 

Esto culminó en 1968 con la “Ofensiva Revolucionaria,” cuando el Estado asumió el control de todos los pequeños negocios que aún quedaban en manos privadas, consolidando una economía completamente centralizada donde el Estado era el único empleador y productor.

En los años 90, tras la caída de la Unión Soviética y el inicio del “Período Especial”, se experimentó cierta flexibilidad. 

Ante la crisis económica, el gobierno cubano permitió actividades privadas limitadas. En 1993, autorizó el trabajo por cuenta propia y la circulación de dólares, lo que permitió a los cubanos operar pequeños negocios, como restaurantes privados (paladares) y alojamientos para turistas (casas particulares). 

El 17 de diciembre de 2014, el presidente estadounidense Barack Obama anunció el inicio de una nueva política hacia Cuba y el comienzo del restablecimiento de las relaciones diplomáticas.

Eso trajo como consecuencia 

  • la eliminación de algunas restricciones para el comercio de empresas de Estados Unidos en Cuba (empresas de determinados sectores podían comerciar y abrir puntos de venta en Cuba); 
  • la flexibilización de las normas que prohíben a los ciudadanos estadounidenses viajar a Cuba (autorización a los viajes personales no turísticos a Cuba, permiso de uso de tarjeta de crédito a estadounidenses autorizados a viajar); 
  • la eliminación de restricciones de importación de algunos bienes cubanos, siempre que provengan del sector privado; 
  • la aprobación de medidas que faciliten créditos a Cuba para productos autorizados; 
  • la autorización del uso del dólar en las transacciones cubanas; y 
  • el restablecimiento de vuelos comerciales, ferris de pasajeros y cruceros entre ambos países.

En ese contexto se fue materializando Camaguax Tours. Su fundador observó el incremento de arribo de turistas a la isla, no solo provenientes de Estados Unidos, y los viajes dejaron de ser a la playa, siendo “mucho más productivo hacer viajes en la propia ciudad”. 

Rodríguez estudió muy bien la geografía y la historia de su provincia, y registró su marca como “Camaguax Tours” en 2017. En Cuba no está permitido que un actor privado pueda tener una agencia turística, por lo que todo lo que hacían “de una manera que siempre estaba en el filo de lo legal y lo ilegal”, cuenta el emprendedor. 

“Lo que hicimos fue sacar tres patentes de actividades económicas para privados, una era de transportista, para llevar turistas en un carro, otra era de organizador de eventos y actividades, que permite organizar excursiones y la otra era de gestor de alojamientos, que permite gestionar alojamientos para los clientes”. Uniendo el alcance de esas tres actividades cubrieron legalmente lo que hacían. 

“Camaguax Tours  fue yo creo que la primera y prácticamente la única agencia privada en Cuba que logró un posicionamiento importante en las guías turísticas extranjeras que se referían a Cuba y a Camagüey”, relata Rodríguez, señalando que su página web llegó a estar posicionada por delante de las agencias estatales, mucho más grandes que ellos, pero con muy poca oferta extra hotelera en la ciudad de Camagüey.

Así varias agencias extranjeras radicadas en La Habana comenzaron a interesarse en sus productos y en la profesionalidad con la que realizaban sus servicios. 

“Gestionaban todos sus servicios de transporte, alojamiento y excursiones con nosotros”, dice. 

Institucionalmente, los privados tenían prohibida la publicidad en los espacios estatales. 

“Es decir, nosotros no podíamos hacer publicidad. En la televisión, aeropuertos, terminales de ómnibus, terminales de trenes. Tampoco podíamos hacer publicidad en las oficinas de turismo”, explica Rodríguez. 

A pesar de todo eso, rápidamente crecieron en ventas y formaron un equipo de cinco personas. Camaguax Tours fue creciendo hasta que recibió “el primer golpe”. 

“Fue cuando prohibieron los vuelos en la era Trump, desde EEUU a todos los aeropuertos de Cuba, excepto el aeropuerto de la Habana”, cuenta Rodríguez, explicando que esto se tradujo en una baja considerable de afluencia de extranjeros, sobre todo de turistas norteamericanos en las categorías en que estaba permitido. 

“Yo llegué a tener grupos de ajedrez, grupos culturales, grupos que vinieron familiares a volver a conocer lo que habían dejado hacía 20, 30, 40, 50 años y bueno todo eso de golpe se vio frustrado por esa determinación”, señala. 

En su primer mandato (2017-2021), Donald Trump comenzó a revertir las políticas de apertura con Cuba que había iniciado el expresidente Barack Obama. 

Las principales acciones incluyeron 

  • la prohibición de los viajes individuales; 
  • la restricción de negocios con empresas controladas por las fuerzas armadas cubanas;
  • la reducción significativa de los vuelos comerciales y chárter entre EE.UU. y Cuba; 
  • el endurecimiento de las sanciones financieras y restricciones al envío de remesas y la activación del Título III de la Ley Helms-Burton (2019).

Eso se sumó a otro problema con el que venía lidiando la agencia turística: la imposibilidad, por restricciones del embargo estadounidense, de tener una pasarela de pagos en la página web para que los clientes pudieran pagar sus servicios antes de llegar a Cuba y que este no tuviera que ser en efectivo.

“Hoy en día a la gente no le gusta viajar con tanto efectivo. Sin embargo, el norteamericano que viene a Cuba tiene que traer una maleta de dinero porque primero, desde su bancos o tarjetas, prácticamente no se pueden hacer pagos a Cuba”, explica Rodríguez, añadiendo que hacerlo los expone a una sanción a su regreso.

Algunos se abstienen de hacer el viaje por esta limitante, y quienes lo hacen suelen ser “gente que tiene práctica, que son arriesgados, que valoran un servicio o actividad y traen el efectivo”, agrega. 

Dentro de Cuba, durante la pandemia hubo un avance institucional en la concepción del trabajo privado, cuando se les dio por primera vez a los cubanos la posibilidad de crear un emprendimiento con personalidad jurídica. Algo muy importante fue el cambio de la lista de actividades autorizadas, por una lista de actividades prohibidas. 

Esto no benefició a Camaguax Tours, ya que la gestión turística es una de las actividades prohibidas en la lista. 

“Si antes nosotros con tres licencias, logramos cubrir de alguna manera la actividad económica y comercial que realizábamos, ahora sí estaba prohibida la gestión turística, la organización de grupos y programas, y la alianza turística”, explica Rodríguez. 

 Además, con las medidas de arreciamiento del embargo por parte de la administración Trump, creció el miedo de las compañías extranjeras a operar en Cuba. 

“Entonces, básicamente estamos refiriéndonos a problemas con el pago, a problemas con la afluencia de personas por las restricciones de viaje y a la no existencia de vuelos comerciales en varios aeropuertos de Cuba”, señala Rodríguez. 

En marzo de 2020, estalló la pandemia de la Covid-19. Esta fue la estocada final para Camaguax Tours.

A más restricciones, soluciones

Ese mismo año nació Moli Games Cuba, un emprendimiento de dos amigos cubanos que para ese momento vivían uno en Cuba y el otro en el extranjero.

“La idea surgió cuando en medio del encierro por la Covid-19, aumentó en Cuba la popularidad de los juegos en línea para móviles, en un rango de consumidores de 15 a 35 años aproximadamente”, explica su fundador Francisco Peón. 

Algunos de estos juegos tienen contenidos de pago, que mejoran el perfil de los usuarios, la dinámica de los juegos e incluso les permite ganar dinero a los jugadores en torneos. Los más populares en 2020 eran Call of Duty, Clash Royale, Clash of Clans y Free Fire. 

Pero los jugadores cubanos no tenían cómo pagar en estas plataformas aunque contaran con el dinero. Redes de pago electrónico como Visa o Mastercard no pueden operar en Cuba debido a las restricciones del embargo. Asimismo, las tiendas de Google y Apple están bloqueadas. Los cubanos acceden usando una red privada virtual (VPN).  

Como solución, algunos jugadores que tenían familiares en el extranjero, resolvían el problema del pago usando información de una tarjeta de crédito o débito y de sus familiares para realizar las compras. Sin embargo, muy pocos tenían esa posibilidad.

En ese escenario, existían algunos proveedores en Cuba del servicio de compra in-game (como se le denominaba en el mercado informal cubano). 

Eran personas que usaban tarjetas de Google Play proporcionadas por familiares o amigos en el extranjero, para hacer compras en los juegos de quienes se lo requerían, recibiendo un pago en CUC o pesos cubanos (las dos monedas operantes en 2020 en Cuba). El cobro correspondía al equivalente al costo de la compra en dólares, añadiendo una comisión por el servicio prestado. 

Para las personas que proveían este tipo de servicio, las ventas in-game representaban una alternativa para recibir dinero del extranjero: gastaban dinero en dólares de las tarjetas al hacer las compras, y recibían dinero en CUC o pesos cubanos en la isla. 

Era una opción ante la restricción del envío de remesas a Cuba a través de la Western Union durante el primer gobierno de Donald Trump. De esta forma, el “negocio de las ventas in-game”, permitía al mismo tiempo enviar remesas a la isla y resolver la necesidad de compra de los jugadores cubanos.

Las formas de pago más comunes que aceptaban los proveedores del servicio eran el efectivo, por transferencia bancaria o transferencia de saldo telefónico. Este último mecanismo, era una herramienta útil ante la inexistencia de sistemas eficientes de transferencia de dinero en la isla, sobre todo cuando el proveedor del servicio y el cliente vivían en ciudades distintas. 

La estatal Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), la única proveedora de servicios de telefonía móvil en Cuba, permite a los usuarios realizar transferencias del saldo que tienen en sus cuentas. De esta forma, la transferencia de saldo móvil es un mecanismo de pago común entre los cubanos.

“Lo que ocurría en muchos de estos intercambios informales es que conducían a estafas, porque para poder realizar los pagos en las plataformas de juegos, el usuario debe proporcionar la información de inicio de sesión en sus cuentas de Google, Facebook, Instagram u otra red social”, cuenta Peón, señalando que en muchos casos, vendedores in-game inescrupulosos robaban las cuentas de redes sociales o de juegos e incluso recibían pagos de los usuarios sin realizar la compra solicitada en el juego.

Peón, desde Chile, y su socio principal (que pidió no revelar su identidad por temor a represalias del gobierno), desde Cuba, vieron en ese contexto la oportunidad para establecer una marca que ofreciera confianza y seguridad a través de sus plataformas de Facebook, Instagram y WhatsApp Business, con una cuidada proyección digital. 

Comenzaron a funcionar con tres personas. Peón, desde el extranjero, se encargaba de comprar tarjetas de Google Play o Apple. Estas eran usadas por los otros dos miembros en Cuba para ayudar a los jugadores con sus compras in-game. De igual modo, organizaban torneos, entregaban premios y regalos, algo que los diferenciaba de la competencia. La plataforma comenzó a ganar popularidad, debido a su seriedad y estrategia de marca digital. 

Sin embargo, el modelo de negocio tenía un problema. Al gastar dinero en el extranjero y generar ingresos en Cuba, necesitaba un mecanismo para hacer el proceso inverso. La total desconexión de Cuba del sistema financiero internacional, hace imposible recircular el dinero a través de un método convencional.

Como solución, los creadores de Moli Games Cuba usaban un negocio complementario: recibían dinero en el extranjero de personas que enviaban remesas a sus familiares en la isla y les entregaban a estos el dinero en efectivo. 

También, compraban comida en Cuba y preparaban “combos de alimentos”, que vendían a los mismos clientes de las remesas. De esa manera, lograban recircular el dinero que recaudaban a través de las ventas para poder reinvertirlo.

Con estos tres negocios a la par: ventas in-game, remesas y combos de alimentos,  el modelo empezó a ser funcional. El equipo dentro de la isla creció a cinco personas y usuarios de todo el país contrataban sus servicios. Sin embargo, la complejidad del negocio también aumentó con la demanda. 

En primer lugar, encontraron limitaciones a la hora de comprar tarjetas de regalo de Google Play, pues estas se comercializan de forma limitada por comprador. En respuesta, buscaron colaboradores en México y Estados Unidos, ellos compraban esas tarjetas que luego se vendían en Cuba. 

Por otra parte, la gran cantidad de clientes de otras provincias empezó a ser un reto para manejar los cobros. “La alternativa era el saldo telefónico”, explica Peón, “pero comenzó a ser mucho y ese saldo necesitábamos convertirlo en dinero líquido en dólares para poder reinvertirlo”. 

Un miembro del equipo de Moli era el encargado de venderlo a otro tipo de consumidores, personas que querían recargar el saldo de sus celulares. Las ventas de saldo se realizaban a una tarifa más competitiva que la que ofrecía ETECSA y les evitaba a los compradores tener que trasladarse a una de sus oficinas o centros de venta, algo de especial valor en medio del encierro de la Covid-19.

También se les vendía a los clientes en el extranjero que querían recargar el teléfono de sus familiares en la isla.

Ilustración hecha por María Teresa López Rodríguez con Canva

A finales de 2020, Moli Games Cuba era un negocio rentable, que operaba desde la complejidad de cuatro micro negocios complementarios que permitían su subsistencia. 

Ilustración hecha por María Teresa López Rodríguez con Canva

Sin embargo, en enero de 2021, se llevó a cabo en Cuba un proceso de reunificación monetaria dentro de la política económica de “reordenamiento”. 

La inflación desencadenada por esta política generó la quiebra y cierre de Moli Games Cuba. Un modelo que invertía dólares y generaba dinero en Cuba, que luego tenía que salir para ser reinvertido, terminó siendo devorado por la inflación.

“Cuando pensábamos institucionalizar de alguna manera nuestras actividades, vimos cómo se desmantelaba el negocio como resultado de la mala gestión económica del gobierno. No logramos diseñar un quinto modelo de negocio para solucionar este problema”, dice Peón.

Ese año, el gobierno cubano autorizó la apertura de las Micro, pequeñas y medianas empresas (MIPyME) en medio de una profunda y sin precedente crisis económica que se ha prolongado hasta la actualidad. 

Por primera vez la Constitución habla de “propiedad privada” y desde la fecha se han aprobado más de 10.000 según cifras oficiales. 

Ya para finales del 2023, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, estaba anunciando en las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, la implementación de una serie de medidas para “corregir” lo que su Administración consideraba «distorsiones» en el sector privado de la economía cubana.

Por otro lado, a inicios de este año el expresidente Joe Biden eliminó a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo, suspendió el Título III de la Ley Helms-Burton y eliminó la lista de entidades restringidas que el presidente Donald Trump había establecido en su primer mandato. Algo que Trump revirtió en su primer día en la Casa Blanca, el 20 de enero de 2025.

¿Qué opinan los expertos? 

“Es admirable que haya tantas personas que inviertan recursos, capital, tiempo, salud física y mental en proyectos que siempre navegan con peligro de naufragio”, dice Julio Antonio Fernández Estrada, profesor de Derecho de la Universidad Iberoamericana de México y jurista cubano con más de 20 años de experiencia enseñando en la Universidad de La Habana. 

Para el experto, en Cuba el sector privado “siempre está en la cuerda floja” y se le achacan “responsabilidades y problemas de toda la economía nacional, incluso de problema sociales cubanos, porque para el estado es más fácil”, asegura. 

Es para él “lo mismo que hacen con el embargo” que, “aunque tiene un costo económico y social conocido, el estado lo lleva más allá de estas cuestiones y le achaca todos los problemas del país”. 

En ese sentido, Ernesto Figueredo, economista, asesor de negocios privados y promotor de la economía social y solidaria en Camagüey desde hace 13 años siente que “es imposible hablar sobre las restricciones del embargo estadounidense sin mencionar el bloqueo interno que existe en el país” en forma de políticas económicas del gobierno cubano que califica como “totalmente erradas” y que “no se limitan al sector privado, sino al propio sector estatal, que es el más ineficiente y el más carente de posibilidades reales para su desarrollo”.  

Donde Figueredo nota las mayores restricciones o retos del embargo para los emprendedores cubanos es “en el aspecto financiero, porque pagar desde Cuba cualquier tipo de servicio o producto, de forma legal, es prácticamente imposible”.

Pero en este aspecto tampoco ve en el embargo la responsabilidad total, sino “en la ineficiencia de mecanismos de soluciones de la banca cubana. El Banco Central de Cuba es como una caja de ahorros, carente de todas las funciones de las instituciones financieras modernas, inhabilitado de hacer cambios de divisa en ambos sentidos para la población y las empresas, y de efectuar pagos hacia el extranjero”, señala.

“Es más que nada la justificación perfecta para la ineficiencia, la ilógica y todos los errores que en materia de política económica comete el estado cubano”, opina el economista, agregando que este conjunto de medidas “a quien termina haciendo mal es al pueblo” y por eso ve “una necesidad tremenda de quitar el embargo”. 

El reto más grande que tiene la iniciativa privada en Cuba, según Fernández Estrada, es “que las condiciones económicas de Cuba son decadentes”.

El jurista señala que “Cuba vive una crisis económica estructural desde hace décadas y cualquier tipo de emprendimiento allí, incluso emprendimientos estatales, siempre estarán bajo amenaza, porque las condiciones de la economía cubana son muy frágiles”. 

Considera que el sector privado tiene que cargar con responsabilidades “de organización, de regulación, de eficiencia de la economía nacional”, especialmente luego de la “debacle” de la empresa estatal socialista cubana, que a su juicio nunca ha podido cumplir sus objetivos ni llevar adelante la economía. 

El jurista explica que en ese contexto, el sector privado en Cuba ha tenido que reponerse muchas veces de cierres, de censura y de malos ambientes que se han creado con respecto a su actividad. “Siempre navegan en aguas turbulentas. Es muy difícil para el sector privado saber en qué momento se va a detener una regulación, se va a dejar de proteger un tipo de relación jurídica”, comenta. 

La entrada al escenario de las llamadas MIPyME, de las sociedades de responsabilidad limitada y de las cooperativas no agropecuarias, significó un gran cambio en el entorno de los negocios privados en Cuba manejados por cubanos. 

Aunque Figueredo explica que siguen existiendo notables restricciones en sectores como el turismo,  que ocupa el segundo lugar en el aporte al producto interno bruto (PIB) del país y es la tercera fuente de divisas, detrás de los servicios profesionales y las remesas. 

“En los años anteriores a las MIPyME muchos de los negocios más exitosos, grandes y rentables, eran los vinculados a este sector, tanto en la gastronomía como en la hostelería, en el transporte y otros servicios”, explica Figueredo. 

En la era de Obama se benefició el turismo procedente de Estados Unidos, cuando se sacó a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y se crearon categorías para que los ciudadanos americanos pudieran visitar la isla, aunque el turismo en la isla no es fundamentalmente americano. 

“Los más asiduos, canadienses y europeos, también han menguado recientemente, más que nada por aspectos no asociados al embargo”, indica el experto. 

“Algo que para nada depende del embargo, ha sido que prácticamente se ha blindado todo lo que tiene que ver con turismo para las MIPyME y para los negocios privados en Cuba. Entonces, si desde el gobierno americano se beneficia a los emprendedores privados, pero el gobierno cubano hace que los privados en Cuba no puedan hacer casi ninguna actividad turística, el bloqueo hacia el turismo en Cuba es tan interno como externo”, comenta.  

Las deficiencias en las políticas económicas en las empresas estatales que regulan y controlan absolutamente el turismo internacional en Cuba son las que para él dañan fuertemente el sector y no lo hacen competitivo. 

“Eso ha potenciado que República Dominicana y otros países de la región estén asumiendo buena parte del turismo que antes iba a Cuba. La multiplicidad de monedas, de tipos de cambios y de pago que hay ahora mismo en la economía cubana, es muy difícil de manejar para los cubanos, y casi imposible de entender y de practicar de una manera lógica y correcta para los extranjeros”, señala.

¿Cuál es la posición de los emprendedores cubanos? 

La economía cubana y el tipo de derecho que existe en Cuba prioriza los intereses estatales antes que los intereses de la ciudadanía, y hacen que sean condiciones complicadas y difíciles para la supervivencia de la iniciativa privada en cualquier caso, dice Fernández Estrada, explicando que en Cuba no existe una ley de empresas y las MIPyME y cualquier pequeño empresario cubano deben usar el derecho civil, el mismo que usa un ciudadano individual, para defenderse. 

“Si sus litigios son con la administración, la tendencia clara es a defender los intereses de la administración del estado cubano”. 

Además, aunque en Cuba el Código de Trabajo regula el derecho a la libre sindicalización, por convenios internacionales que Cuba ha suscrito, “en la práctica todo el mundo sabe que las personas que han intentado la libre sindicalización en Cuba han sido consideradas siempre como disidentes políticos”, indica el experto. En ese sentido los más afectados son las personas contratadas, explica. 

Las últimas regulaciones sobre el trabajo por cuenta propia y el sector privado, han dado más posibilidades de constituir negocios que cooperativas. 

“Aunque existe una novedosa regulación en Cuba sobre cooperativas no agropecuarias y diferentes formas de cooperativas, en la práctica es mucho más difícil fundar una cooperativa en Cuba que un negocio por cuenta propia”, apunta.

Para Fernández Estrada, es todo parte del “instinto y la reacción natural de censura” del gobierno cubano, de “hipercontrol y represión ante cualquier tipo de nuevo emprendedurismo, incluido, evidentemente, el asociacionismo que está muy controlado y perseguido en Cuba”. 

Es algo general, indica el experto y no es solo “por no permitir el despegue de una nueva clase social, comerciante, emprendedora, de pequeños empresarios que vayan conformando un grupo social poderoso”, sino porque el Estado cubano “realmente no confía en emprendedurismo de ningún tipo que ponga en crisis su legitimidad de ser el único que lo imagina todo, lo piensa todo.” 

María Teresa López Rodríguez es licenciada en Ciencias de la Comunicación. Apasionada por el periodismo y las artes. Actualmente cursa la maestría de Periodismo Multimedia en Español en Florida International University