A todos nos ha cambiado la vida. Los tiempos en que vivimos nos han modificado lo establecido, lo normal, lo previamente estipulado. Sin embargo, la distancia social nos ha acercado a un entorno que quizás desconocíamos: el barrio y los vecinos. Al menos eso es lo que me cuenta Lucy cuando hablábamos la otra tarde acerca de sus clases de Zumba en plena calle.
“Esto ha sido un suceso mágico. Ya nos conocemos, sabemos nuestros nombres, es que no sabíamos ni nuestros nombres. Yo me sabía el nombre de dos vecinas de enfrente, pero no me sabía el de mi vecina de al lado. Ahora no, ahora todo es diferente, nadie quiere entrar a su casa después que terminamos la clase”, dijo Lucía al hablar del proyecto.
Todos los lunes, a las 6:30 p.m., un vecindario de Pembroke Pines se transforma en un salón de clases de Zumba al aire libre para sobrellevar la cuarentena, dirigido por Lucy.
Es una sesión gratis exclusivamente para los vecinos del barrio. La cita es el estacionamiento de cada casa, manteniendo la distancia social, donde se reúnen más de 10 vecinos, padres, hijos, abuelitos que, aunque no bailen disfrutan, del buen momento.
Lucía Marino, 51, es venezolana, y lleva viviendo 13 años en Estados Unidos junto a su esposo y sus dos hijos. Hace 12 años que vive en su vecindario de Pembroke Pines.
De Lucy podría decir que es pura energía y vitalidad; de esas mujeres que no se derrumban fácilmente. Es, como diría ella, la “Forza”. Su energía se nota en su voz, incluso, a través de WhatsApp, que es por donde se ha conducido principalmente esta entrevista.
Lucy dejó su profesión de Relaciones Públicas cuando llegó a este país, pero decidió seguir comunicando a través de su baile, las coreografías y la música que elije para cada clase.
Ella es la encargada de poner a bailar a todo un vecindario, en medio del aislamiento, con sus clases de Zumba.
Me cuenta que esta idea surgió precisamente de una de sus vecinas después de celebrar su cumpleaños respetando la distancia social en la entrada de sus casas.
“Al día siguiente que fue lunes a las 6 de la tarde, saqué mis bocinas y la computadora y empecé a sonar la música y ellas empezaron a salir que para mi sorpresa salieron muchas más que las que originalmente tenía pensado”.
Salsa, merengue, flamenco, estos vecinos junto a su instructora se defienden en cada formato, así me lo confesaba Sandra Reyes y su hija de 13 años Stephania Daffach vecinas y alumnas de Lucy.
“Las clases de Zumba acá en la comunidad han sido algo bien chévere. Es una experiencia que nos da mucha energía y estoy encantada de hacerlo con mi hija Stephania”.
No hay un paso con el que no se sientan cómodos porque más que hacer ejercicios y quemar todas esas calorías, ellas y ellos quieren ser ejemplo de fuerza para sus familias.
Están decididos a que este virus no les gane la batalla de la melancolía, la depresión o el sedentarismo, factores que luego se convierten en riesgos para la salud.
“El ejercicio en cuarentena es absolutamente necesario y yo diría hasta obligatorio,” argumenta Marino. “Porque no es solo mantenernos en forma, la parte de la circulación o la parte antinflamatoria. Al hacer ejercicios se libera adrenalina, y esto nos da felicidad, nos da sensación de satisfacción. Uno bailando es feliz, bailando se le va la hora”.
Lucía lleva casi 10 años certificada con Zumba Fitness. Trabaja para el YMCA South Florida hace 7 años y, como si el día para ella tuviera más de 24 horas, trabaja para el Baptist Hospital como instructora de Zumba. A pesar de la cuarentena, muchas de estas clases se siguen ofreciendo vía telemática.
El fenómeno Lucy y sus clases en el vecindario ha traspasado las fronteras del condado Broward. Cuando empezó a poner las imágenes en las redes sociales recibió inmediatamente una lluvia de mensajes de amigos y alumnos diciéndole que se querían mudar al vecindario y hasta le piden una especie de “tour de zumba al aire libre” por otros vecindarios.
“La idea no es llenar la cuadra de gente, la idea es tener distancia social y hacer las cosas bien,” expresó Marino.
Es casi imposible que esta idea comunitaria no te despiertes celos de no tener a Lucy como vecina, que no quieras tener una cita así cada lunes a esa hora que el calor ya deja de ser insoportable en la Florida.
Porque a nuevos retos, nuevas costumbres, nuevas formas de hacernos presentes y de vivir, o como dice la propia protagonista, “Yo voy un día a la vez con mucha fe y mucha fortaleza”
De alguna forma esta crisis nos cambiará la vida a todos, pero ideas como la de Lucy y sus vecinos debieran quedarse para siempre.