El ex-subsecretario de estado norteamericano aseguró que hace falta una prensa libre para garantizar la democracia y que no sorprende la creciente violencia contra los medios en Estados Unidos. Ponencia en el Encuentro ‘The Role Of Media and Communications in Conflict and Peace’, de las maestrías en periodismo de la Universidad del Norte – El Heraldo y la Florida International University.
Si bien mucho se ha dicho sobre cómo las dictaduras han aprovechado la censura para oprimir a los ciudadanos, parece ser que también hay gobiernos democráticos occidentales que están echando mano a la libertad de prensa. Lo hacen y no precisamente para darle un espaldarazo, sino, más bien, para agredirla, procurando mantener fuera del radar sus inadecuados procederes.
David J. Kramer —profesor, investigador y subsecretario de Estado de Estados Unidos para el periodo 2008-2009— lo advirtió en una conferencia virtual este miércoles, asegurando que ello representa un peligro para la estabilidad de sociedades democráticas. Dijo que está ocurriendo en Estados Unidos. El Gobierno de Donald Trump parece haber mutado a una mezcla de fake-news y retórica antimedios que poco agrada a los gremios de periodistas.
De acuerdo con Kramer, de gobiernos —como el de Thomas Jefferson— que veían a la prensa como el cuarto poder (además del Ejecutivo, Legislativo y Judicial) el de E.U hoy hospeda otro que llama a la prensa “el enemigo del pueblo”.
“Los medios alrededor del mundo, incluyendo, tristemente, a Estados Unidos, están bajo ataque, presión, acoso, intimidación y violencia crecientes; y que hace desvanecer muchos relatos. He llegado a reconocer que está pasando aquí en Estados Unidos”, describió Kramer. Esto quiere decir que los dueños del poder no quieren que los reporteros expongan sus abusos. Por lo tanto, empiezan a atacarlos.
“Este ha sido el panorama en otros países por muchos años, por lo que es evidente que si los medios de comunicación son atacados se reduce la habilidad de los periodistas de actuar como contrapoder (checks and balances) del Gobierno para exponer abusos, reportar hechos e información. Además, si los periodistas están preocupados por su seguridad física, ellos mismos se verán en situaciones de autocensura o temerán que si reportan ciertas historias aumentarán el riesgo que enfrentan”, explicó el ex subsecretario.
Ya esto lo habían advertido, el pasado lunes, profesores de 23 de las escuelas de periodismo más importantes de Estados Unidos. Ellos publicaron una carta abierta en rechazo a las “detenciones y la violencia dirigidas a periodistas” en el marco de las protestas que exigen justicia racial derivadas del homicidio de el afroamericano George Floyd por parte de un uniformado de la Policía en ese país.
En el documento, los catedráticos del Knight Center aseguraron que “los periodistas, incluyendo los de color, han sido víctimas del mal proceder de la policía en los años recientes” y que resulta perturbador “el alto número de agresiones que se cometen contra todos aquellos que intentan defender la libertad de prensa en servicio de la democracia”.
En el documento apuntaron que entre el 26 de mayo y el 10 de junio, se registraron 86 agresiones físicas contra periodistas en Estados Unidos, 54 de ellas por parte de la policía, según datos del U.S. Press Freedom Tracker.
Ejemplo de ello fue el arresto en vivo del periodista afro Omar Jiménez, quien estaba cubriendo protestas en Minneapolis para CNN, el pasado 29 de mayo, cuando al menos seis oficiales de la Policía Minnesota lo rodearon, le quitaron el micrófono y lo esposaron, junto con otros dos miembros de su equipo, sin razón aparente.
Según David Kramer, no es sorprendente que la retorica del Gobierno norteamericano sobre los medios de comunicación se traduzca en verdaderos ataques físicos contra la prensa y ello puede convertir al sistema en algo “muy peligroso”.
“La libertad de prensa es realmente muy importante para la supervivencia y sostenibilidad del dispositivo democrático de un país, por eso cuando vemos estos ataques a los medios ninguno se puede justificar (…) Cualquier país democrático necesita una prensa libre”, apuntó asegurando que países con dictaduras han sido los primeros en oprimir a la prensa para oprimir al pueblo.
Así mismo, Kramer cuestionó la creciente tendencia de mezclar la opinión con el periodismo. Expresó que esto dificulta la capacidad de la audiencia de filtrar lo que ven y escuchan, y los hace más maleables ante dirigentes que sacan provecho de alcance de los medios para “acomodar los hechos a su beneficio”. Puso como ejemplo los host shows de diversas cadenas norteamericanas. En síntesis, dijo, es “peligroso” el proceder de Trump, pues él hacer ver a la prensa como enemigo hace creer que está bien atacarla.
“La prensa importante y que necesitamos es la independiente y no controlada por el Estado”, destacó, aclarando que las agresiones a la prensa no son exclusivas de Estados Unidos, sino que se han venido presentando en muchos países de primer, segundo y tercer mundo desde hace décadas.
En la conferencia, Kramer también dejó por sentado su posición al asegurar que si los medios hacen su trabajo de manera apropiada (con compromiso, por la reconciliación y sin ser incendiarios), pueden contribuir al direccionamiento de problemas sociales y propiciar conversaciones sensibles. Esto con el único objetivo de crear acuerdos orientados a la preservación y respaldo de la democracia y los derechos humanos.
“Los medios pueden jugar un rol en la injusticia social, en los abusos policiales, en el movimiento “Black Lives Matter” (Las vidas negras importan), reportando hechos, información y dando a los individuos una plataforma para expresar los abusos a los que han sido sometidos, pero deben cuidarse de no comprometerse en ataques de un lado u otro, porque allí no están contribuyendo a la conciliación, sino que están agregándole gasolina al fuego (…) Los medios tienen muchas responsabilidades, pero su principal responsabilidad es decirnos qué está pasando”, apuntó.
(*) Estudiante de la Maestría en Periodismo Universidad del Norte – El Heraldo