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Dos departamentos de FIU —la Escuela de Turismo y el Departamento del Medioambiente— unieron fuerzas para inaugurar el “Living Lab”, un jardín sostenible ubicado en el campus de Biscayne Bay. Esta iniciativa tiene como objetivo principal reducir la huella de carbono de la universidad, al tiempo que ofrece a los estudiantes una experiencia práctica más sostenible.
El Living Lab funciona como un laboratorio viviente donde se enseña la importancia del reciclar desechos de alimentos. Los estudiantes aprenden a separar residuos orgánicos en clases de producción de alimentos, que luego son transformados en compost y reutilizados para fertilizar los huertos del campus. Esto evita el transporte de desechos al campus principal y promueve prácticas responsables desde el salón de clases hasta el jardín.
Jesse Blanchard, director del Living Lab, destacó el impacto de esta colaboración interdisciplinaria.
“Gracias a nuestra colaboración con la Escuela de Turismo, estamos creando un sistema circular: juntamos todos los desperdicios de comida que se generan en el campus y usamos ese fertilizantes en nuestros jardines”, dijo Blanchard. “Así cerramos el ciclo y reducimos la huella de carbono del Living Lab”.
Además del huerto, el espacio cuenta con un jardín botánico, plantas polinizadoras, cultivos orgánicos y planes para una futura zona de captura de carbono. Para la comunidad universitaria, este proyecto representa un paso firme hacia un futuro más verde y sostenible, y evidencia cómo la colaboración académica puede generar un cambio ambiental real desde lo local.



























