Ante la actual crisis económica y humanitaria que atraviesa Venezuela han surgido varias fundaciones y movimientos que trabajan por mejorar la vida de los habitantes de ese país. Este es el caso de la fundación Hijos de Morán, surgida en el municipio Morán del Estado Lara.
Entre los auspiciadores de Hijos de Morán figuran la Fundación Ismael Cala, Atlantis University, la Fundación Voluntarios por Venezuela en Bélgica, la Sociedad de Venezolanos Canadienses de Vancouver, el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.
La idea de crear la fundación comenzó cuando se repararon las instalaciones del Hospital Egidio Montesino en el 2016. “Gracias a las donaciones se pusieron a funcionar los equipos del quirófano y se realizaron jornadas de plomería y electricidad para reparar aquel lugar. Se incorporaron a ayudar los vecinos del pueblo y estudiantes de las escuelas aledañas. El gobierno no tuvo nada que ver, fue el pueblo quien reparó su hospital”, dijo a SFMN Beatriz García, miembro fundador de Hijos de Morán.
Según García, en el Tocuyo no hay clínicas privadas, por lo que las personas dependían y aún dependen cien por ciento del hospital del pueblo. Asegura que, en muchos casos, los enfermos tuvieron que trasladarse a Barquisimeto (una ciudad a una hora de distancia) porque no había condiciones para que fueran atendidos en el Tocuyo.
Sin embargo, el hospital Egidio Montesino ahora cuenta con equipos médicos, ambulancias, sillas de ruedas, muletas y bastones, al servicio de los ciudadanos, incluyendo los que no tienen para pagar la atención. “Aunque reparamos el hospital, existe un déficit de médicos. Tenemos que llevar especialistas voluntarios desde Barquisimeto. Las intervenciones quirúrgicas son gratuitas, la fundación asume el pago del traslado de los especialistas, así como la comida y el alojamiento”, dijo García.
Para Jhonny Vargas, un líder estudiantil de 26 años y miembro de la fundación, trabajar con Hijos de Morán marcó un antes y un después. El joven confesó que estaba a punto de salir del país cuando supo de la labor de esta fundación. Hoy es miembro activo.
“Ha sido muy bueno tener contacto directo con la gente más necesitada. Me ha tocado enfrentarme a crisis que me preparan en la vida, para ser mejor ser humano. He trabajado en equipos, he coordinado labores sociales y he ayudado a cultivar valores dentro de esta fundación. Muchos tuvieron la oportunidad de salir del país. Pero yo creo que el mérito de los que estamos es que, a pesar de que todavía nos dan ganas de irnos, seguimos aquí tratando de ayudar”, afirmó.
Las actividades de la fundación Hijos de Morán no sólo abarcan la reparación del hospital local. También creó un puesto médico en el pueblo que trabaja todos los días 24 horas. Médicos voluntarios ofrecen consultas con un precio equivalente a un dólar para todo aquel que necesite asistencia.
De ese dinero, el 40 porciento es para pagar a los médicos y 60 para el mantenimiento del local. El valor de un dólar varía todos los días a causa de la inflación. Actualmente el sueldo mínimo en Venezuela es de 40,000 bolívares, equivalente a 3 dólares.
Ante esta realidad, aunque las consultas parezcan económicas, hay quienes aún así no pueden pagarlas.
“Cuando nos llega gente que no tiene para pagar, le cobramos con su colaboración, nos puede ayudar pintando una pared, repartiendo alimentos, arreglando un jardín, debe realizar labor comunitaria con la fundación. Lo que queremos es que la gente se sienta útil y no sienta que las cosas tienen que ser regaladas” dijo García.
Según estadísticas de la fundación en el segundo trimestre de 2019 en el área de la salud 12,536 pacientes fueron beneficiados con cirugías, consultas médicas y donaciones.
Otra de las labores de la fundación Hijos de Morán es la realización de la Olla solidaria. Con ésta, gracias a las donaciones de comerciantes y pequeños productores se alimenta a las personas más necesitadas en la zona. Cada día se reparte comida a más de mil personas que asisten a los comedores. También se trasladan los alimentos a personas con movilidad limitada.
Los restos de la olla solidaria son utilizados para la olla solidaria canina, una manera de ayudar también a estos animales que no se encuentran exentos de los embates de la crisis alimentaria. “Tenemos que trabajar constantemente las emociones. Hay veces que queremos ayudar y no tenemos con qué. Enfrentar esta crisis no es tarea fácil”, dijo Vargas. Sin embargo, en el segundo trimestre de 2019, 318 personas fueron alimentadas diariamente.
En Hijos de Morán, los jóvenes que colaboran con la fundación reciben la posibilidad de formarse en diferentes áreas, tales como emprendimiento, inglés, y hasta carreras de licenciatura online.
Para junio de 2019, fueron atendidas en materia de capacitación y formación 446 personas. “Hice un curso de liderazgo emocional de la Fundación Ismael Cala y ahora estoy haciendo una especialización en Derechos Humanos en la Universidad Nacional Abierta. Agradezco mucho a la fundación por aportar a mi formación profesional”, dijo Vargas.
A cambio, muchos de estos jóvenes realizan labores sociales como ayudar en la preparación de la Olla Solidaria y formar parte de la brigada ciclística que reparte alimento a los necesitados que no pueden trasladarse a los comedores. “Lo importante es inculcarle a los niños y a los adultos también que las cosas no son regaladas y que las personas son valiosas, por lo que pueden trabajar de diversas formas para obtener las cosas en la vida. Creo que esa ha sido la causa de los principales problemas que actualmente enfrenta nuestro país”, dijo García.