Jonatan Nuñez se convirtió hace unos meses en el orgullo más grande de su familia: fue el primero que logró graduarse de la universidad tras vencer una niñez llena de carencias.
Durante sus primeros años, el único sueldo que entraba en la humilde casa donde vivía en Missouri era el salario de su madre, y no les alcanzaba para mucho más que pagar la renta.
Sin embargo, este joven de raíces hondureñas nunca permitió que las dificultades lo alejaran de soñar con tener una vida mejor y creyó que la educación era la única forma en la que podría hacer la diferencia.
“Sé que hay cientos de personas en el mismo barco que yo, y todos tenemos nuestra propia historia, pero puedes usarla como motivación o como excusa”, dijo Nuñez, quien ya tiene un bachelor en Business Administration o Administración de Empresas de la Wichita State University.
Su éxito se lo dedica a su madre, una inmigrante hondureña que para él es un ejemplo de perseverancia y una “guerrera” que vivió en carne propia la dureza de empezar de cero en un país con una lengua y sistema diferente.
“Sufrí mucho, pero ella nunca se dejó vencer. ¿Por qué lo iba a hacer yo?“, dijo.
Nuñez decidió contar su experiencia en redes sociales para motivar a otros jóvenes y sensibilizar sobre las dificultades que enfrentan las familias migrantes.
“Hay mucha gente que tiene una historia similar a la mía. Cuando uno pasa por cosas difíciles es duro revelarlo al mundo, pero quise enseñar que todo es posible y que no hay que sentir vergüenza”, explicó.
Janeth, su madre, dijo que fue un “niño valiente” al escribir su historia a pesar de que tenían miedo de que lo criticaran por intentar motivar a otras personas. Dice que Nuñez le dijo que lo escribiría, sobre todo, para que las madres migrantes supieran que en Estados Unidos sí se pueden alcanzar las metas.
“Fue difícil, pero quería que todos supieran que estoy orgulloso”, agregó.
Nuevas metas y nuevos diplomas
“Quiero hacer una maestría. ¿Si llegué hasta aquí por qué pararía?”, dice muy alegre, mientras conversamos sobre el tiempo que acaba de pasar en Europa, hasta donde fue a pasar el verano para hacer una práctica complementaria para su diploma.
“Fue una experiencia increíble y un gran proyecto para mi carrera. Hicimos una consultoría para una empresa de vinos en Francia para ayudar a determinar qué mercado era al que debían llegar”, contó.
Jonatan junto a los compañeros con los que fue a Europa a hacer sus prácticas. Foto: Jonatan Nuñez.
De vuelta en Estados Unidos relata que no fue fácil que lo contrataran porque aún no tiene mucha experiencia. Si embargo; después de un mes logró incorporarse a una empresa afín a su carrera.
“Encontrar trabajo es muy difícil. Solo porque alguien tiene un diploma no significa que tienes un trabajo garantizado, pero sí abre puertas y oportunidades que no hubiera encontrado en mi caso”, agregó.
Para Nuñez el sueño de ser profesional apenas comienza. Espera seguir estudiando y que su historia sea una motivación para jóvenes vulnerables y para todas las familias migrantes.