Jóvenes se unen contra la corrupción en Centroamérica

Alvaro Montenegro, un joven activista guatemalteco, no pierde el optimismo frente a la corrupción rampante en su país, que ha desatado una serie de manifestaciones en los últimos años, apoyadas por movimientos sociales, estudiantiles, medios de comunicación independientes y periodistas. 

“Esta lucha ha sido desde diversos planos, no solo la lucha callejera, sino también desde acciones legales, campañas de comunicación, propuestas legislativas, consolidándose poco a poco este movimiento. Por supuesto, ha tenido bajos y altos, pero a partir de esto se dio una especie de explosión que ha venido continuándose a lo largo de estos cinco años”. 

Montenegro, miembro de la Alianza por las Reformas de Guatemala, participó en la teleconferencia “La juventud y la lucha contra la corrupción en Centroamérica” en cooperación con el “Seattle International Foundation”, el pasado 16 de septiembre. 

A Montenegro le acompañaron Claudia Ortiz, abogada y activista centroamericana, quien sirvió de moderadora; Alex Carvajal, vicepresidente de Jóvenes Iberoamericanos, de El Salvador; y Douglas Castro, de la Alianza Universitaria Nicaragüense. 

El problema de la intensa corrupción, vigente en casi todo el continente, preocupa a muchos jóvenes activistas centroamericanos, que han tomado las calles, e incluso las plataformas digitales sociales, en protesta para exigir transparencia en sus instituciones públicas. 

Los tres jóvenes activistas notaron un común denominador: que el poder de sus respectivos países se concentra en las élites; por ende, está en manos de una población muy pequeña. 

“Esta centralización del poder político y económico para mí es una de las cuestiones más contundentes. Más contundentes porque se excluye a la mayoría de la población en la decisión de las políticas públicas”, dijo Montenegro. 

También llegaron a la conclusión de que gran parte del cambio y la lucha contra la corrupción es responsabilidad de la juventud. Los tres, tienen la convicción de que sus naciones requieren “mentes jóvenes”, con nuevas ideas y políticas públicas. 

Douglas Castro, coincide con el punto de vista de Alvaro, y afirma que el cambio no viene solo de protestas en las calles y con la juventud, sino con la propuesta de nuevas ideas para lograr sus objetivos.

“¿Quiénes impulsan estos cambios políticos? Si queremos algo nuevo es que estos jóvenes, que fueron protagonistas en ese momento, realmente tomen el liderazgo. Y creo que ese ha sido un avance positivo en estos últimos años. Precisamente ellos son los que traen ideas nuevas, cierto liderazgo, claro, sin romantizar a los jóvenes, ya que pueden ser y traer algo nuevo, pero traen mucho de lo viejo”. 

Castro también comenta cómo en su país, Nicaragua, no habrá respuestas, ni al tema económico, ni al continuo crecimiento de la inseguridad, ni a los desastres ambientales, si no hay un cambio político. 

El activista nicaragüense dice que hay una clara relación directa entre Nicaragua y Venezuela en cuanto a la corrupción. Cree firmemente que el régimen de Nicaragua se sostuvo con la cooperación Venezolana.

“Estamos hablando de 5 mil millones de dólares que entraron a Nicaragua, de los cuales los especialistas dicen que se robaron entre 2 mil, 3 mil, y si es posible hasta los 5 mil porque no hubo ningún tipo de revisión de cuentas y tampoco entraron al presupuesto”.

Según Castro, Daniel Ortega pierde precisamente todos sus proyectos de clientelismo justo cuando pierden el apoyo por parte de Venezuela, a causa del empeoramiento de la crisis del país suramericano.

“Aquí es donde vemos que la corrupción lleva un entramado aún más complejo que está relacionado con la política y las alianzas internacionales que permiten esa corrupción, o que no la condenan”.

Alex Carvajal también concuerda con Alvaro y Douglas, en el hecho de que los estudiantes y jóvenes activistas son esenciales para terminar con la impunidad. En el caso de El Salvador, el compromiso de los líderes es “casi nulo,” según Carvajal.

Carvajal explica el pacto “País Anticorrupción”, que se llevó a cabo el pasado 2019, y que tuvo participación de la academia, de la sociedad civil, e incluso de las universidades. 

“Se hizo con el fin de que los candidatos a la presidencia de El Salvador en el 2019, firmaran y se comprometieran a esto. ¿Qué pasó? Que ni siquiera llegaron al evento y solo lo firmaron los vicepresidentes, y el actual presidente Bukele no llevó a nadie representado. Es para que vean más o menos cómo es el compromiso de negación hacia avanzar en el sistema en el país contra la lucha hacia la corrupción”.

Sin embargo, Montenegro argumenta que el tema comunicacional desde las redes sociales abre muchas oportunidades para expresarse y plantear narrativas, para discutir respecto a cuáles son sus mejores opciones para resolver. 

“Mostrar cómo estos patrones son recurrentes en Centroamérica es un reto muy importante, que se ha hecho de alguna manera”. 

Douglas hizo un último llamado de “pasar de la protesta a la propuesta” haciendo un énfasis de que estos dos deben de ir de la mano y en conjunto, para poder así lograr los resultados de una democracia en Nicaragua.

“Son dinámicas que tienen que ser al mismo tiempo. No puedes solo organizar partidos políticos y olvidarte de la calle. Debe haber actores comunicantes emergentes entre la dinámica constitucional y lo que está fuera de las instituciones.”

Castro cerró esta reunión virtual con una anécdota que ocurrió en su país, cuando el gobierno encarceló 800 presos políticos. Cuenta que esto no intimidó a los ciudadanos nicaragüenses, que no renunciaron a defender a estos políticos, a pesar de que “se sabe que el sistema judicial es un pelotón de fusilamiento”.

 

Nacida en Caracas, Venezuela, emigré a los Estados Unidos a terminar mis  estudios de periodismo y “nuevos medios y comercio” en la Universidad de  Fordham, en Nueva York. Me encantaría desarrollarme en la televisión  hispana ya que al trabajar en la industria con ambas culturas, la americana y  la latinoamericana, me di cuenta que sin duda anhelo trabajar en relación a  mis raíces.