La salud mental en las minorias en tiempos del COVID-19

Según datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos y del Centro Nacional de Estadísticas de Salud, uno de cada tres estadounidenses está lidiando con síntomas de estrés o ansiedad. La actual pandemia del COVID-19 ha venido a complicar los problemas de salud mental en nuestra sociedad.

Según la profesora de derecho de la Universidad de San Francisco, Rhonda McGee, a pesar de ser una acción necesaria durante la pandemia, el distanciamiento social, por ejemplo, puede hacer que las personas se sientan aisladas y solas, aumentando la depresión y el estrés. Esto, sumado a la crisis económica mundial,la pérdida de empleo, y el miedo a contraer el virus. 

La profesora habló durante el evento “Explorando la intersección de la justicia racial, el activismo social y la salud mental,”organizado por la Escuela de Leyes de FIU y la Comisión de Programas de Asistencia a Abogados del “American Bar Association(ABA).” 

McGee, reconocida internacionalmente por integrar su atención plena en la educación superior, el derecho, y el cambio social, explica cómo todos estamos “inmersos en el mundo,” y cómo los problemas de salud mental son muy reales para todos. 

Habló de la relación entre lo que es el día a día, la pandemia, y cómo por obligación nos hemos tenido que adaptar a esta complicada realidad.

“Hemos tenido que distanciarnos y refugiarnos físicamente, y esto ha sido realmente desafiante y difícil para la mayoría, sino para todos, de alguna manera u otra.” 

La profesora destaca que la actual situación puede ser especialmente difícil para aquellos que alguna vez han sufrido, o sufren, algún problema relacionado con la salud mental.“Es posible que nos sintamos especialmente desafiados.”

La conversación tomó rumbo con respecto a los problemas raciales en Estados Unidos, sobretodo actualmente, debido a los distintos enfrentamientos, manifestaciones, y gracias también al movimiento político y social de “Black Lives Matter.”Para McGee, esto ha creado una conciencia social “nunca antes vista.” 

“Al mismo tiempo, la injusticia racial está mucho más en el radar de la mayoría de nosotros. Somos mucho más conscientes hoy en día; aunque algunos de nosotros siempre hemos sido conscientes de esta realidad. Esto también juega un papel en la salud mental de muchos. No solo se trata de los legados de la historia con respecto al racismo o exclusión social, sino de la forma en que las políticas, prácticas y programas actuales juegan un papel en cómo nos sentimos.”

McGee explica que no solo se ve esta diferencia racial en índices de riesgo y exposición con respecto al COVID-19, sino también en las tasas diferenciales de acceso a la educación, y a la atención médica adecuada. 

Para McGee, la muerte de personajes como George Floyd y Breonna Taylor simbolizan “una especie de despertar de la conciencia de que hemos trabajado para mejorar los niveles personales, interpersonales y sistémicos, para corregir y reconocer el racismo.”

Es también importante para la autora “despertar” la conciencia e impulsar la lucha hacia la igualdad social. “A veces simplemente se trata de formas de demostrar un compromiso para hacer del mundo un lugar mejor.”

En su trabajo como profesora en leyes, trabaja con la relación entre la angustia mental y los esfuerzos realizados para aliviar las injusticias sociales y raciales. Ella da clases que analizan la intersección de la ley y la política, en torno a la raza y el racismo en nuestra cultura.

McGee explica que la realidad social que viven las minorías, debido a su raza, tiene fuerte impacto en sus vidas, que muchos han comenzado a ver como un problema de salud pública. Para ella, no solo se trata del racismo dentro de lo social, sino también el impacto que tiene en minorías a nivel sistemático y político.

“La raza es algo que existe. Conduce a una esperanza de vida más corta debido a las formas en que el racismo impacta negativamente en la calidad de vida. Las formas en que las estructuras, las políticas, y las prácticas sociales continúan manifestándose realmente hacen daño físico a las personas.”

La profesora de la Universidad de San Francisco cree en la posibilidad de participar en esfuerzos para cambiar las leyes y los sistemas para impulsar la conciencia y la acción con respecto a la salud mental.  

“Obtener acceso a atenciones de salud mental, como la terapia o el asesoramiento, es un esfuerzo importante en materia de derecho y activismo social. Es un tipo de reforma legal que pudiera aplicar para abordar el racismo y otras formas de opresión.”

Es fundamental, según ella, crear conciencia de que el trabajo de la justicia racial tiene una dimensión de salud mental. “Aunque podemos trabajar para hacer lo mejor que podamos por nosotros mismos, necesitamos apoyo en nuestras instituciones;necesitamos apoyo en nuestro trabajo; necesitamos apoyo en nuestras comunidades.”

Para McGee, esta lucha hacia mejorar el sistema ofreciendo servicios que traten la salud mental, va de la mano con acciones que busquen la equidad, la justicia racial, y la inclusión.

“Aquellos de nosotros que estamos en estas posiciones, a menudo estamos sufriendo los traumas, los efectos duraderos y, a largo plazo, las amenazas reales y las experiencias abrumadoras, por ser tradicionalmente minorías raciales.”

Tiene también la firme creencia que gran parte de la salud mental se centra en el “mindfulness” y la práctica de la atención plena.

Citó el ejemplo de Angela Davis, la reconocida activista de los derechos civiles, y con quien ha tenido la oportunidad de conversar.“Ella me ha contado cómo ha logrado sobrevivir durante el período de su juicio más intenso, y su encarcelamiento. ¿Cómo sobrevivió? A través del yoga. Este es su testimonio y hoy en día todavía practica yoga.”

Según McGee lo que ayudará a reducir esta división y conflicto racial con respecto a la salud mental, es crear un espacio para pensar lo que significa el bienestar en lo individual, lo interpersonal y colectivamente y sobre cómo podemos avanzar en la dirección de un mayor bienestar en todas esas cosas. 

“Eso significa transformar a toda la sociedad. Necesitamos hacer nuestros esfuerzos para trabajar juntos para que esto sea una realidad y que haya menos sufrimiento en las personas.”

Nacida en Caracas, Venezuela, emigré a los Estados Unidos a terminar mis  estudios de periodismo y “nuevos medios y comercio” en la Universidad de  Fordham, en Nueva York. Me encantaría desarrollarme en la televisión  hispana ya que al trabajar en la industria con ambas culturas, la americana y  la latinoamericana, me di cuenta que sin duda anhelo trabajar en relación a  mis raíces.