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Mariela Vazquez abre la puerta a la camioneta rosada sonriendo. En el interior le espera un espacio exuberante con un interior de color rosa y blanco, muebles modernos, TV de pantalla plana, aire acondicionado y una colección de esmaltes de uñas. Es todo lo que cualquiera podría imaginar ver en un spa de uñas tradicional, pero sobre ruedas.
“Cuando los clientes entran a la camioneta, se olvidan de que el mundo exterior existe”, dijo Vásquez, 50, quien inició Petite Mobile Salon en Septiembre de 2020.
Vasquez, quien trabajó en un salón de uñas en Weston durante 1.5 años, se quedó sin trabajo cuando COVID emergió. Ella pensó desesperadamente en reinventarse, luego comenzó su negocio sin nada. Nueve meses más tarde, ahora atrae de 15 a 25 clientes a la semana que pagan por servicios desde manicuras hasta extensiones de pestañas a precios que oscilan entre $20 a $110.
“Nunca imaginé que se dispararía así”, dijo Vasquez. “Mi próxima cita disponible es el mes que viene. Estoy completamente reservada”.
Durante el COVID-19, muchas personas han tenido miedo de abandonar sus hogares. Amazon y otros han ganado billones entregando paquetes a domicilio. Y volviéndose móvil también es una forma en que muchas empresas se han mantenido a flote.
Vasquez se aprovechó de esto. Oriunda de Caracas, ella decoraba pasteles antes de empezar en el arte de uñas. Su principal objetivo siempre ha sido convertirse en empresaria.
En 2017, un año después de llegar a Estados Unidos, viajó a Nueva York, donde quedó cautivada cuando vio un pop-up de un carro portable fijo que entregaba manicuras a mujeres empresarias afuera de los edificios. Vasquez trabajó en Vogue Nail Bar hasta Diciembre de 2019 porque quería independizarse.
En Enero de 2020 alquiló una suite para hacer servicios de uñas. Pero después de una disputa con el propietario, ella cerró y se quedó sin trabajo de nuevo.
Meses después, en un viaje a una tienda de artículos de belleza, Vásquez tuvo una epifanía cuando conoció a Alejandra Ledezma, quien dirigía “La Barberá”, una barbería en una camioneta. Salió a ver la barbería móvil, y luego recordó el pop-up que había visto en Nueva York años antes. Fue entonces cuando decidió arriesgarse y crear un salón móvil.
El socio de trabajo de su esposo tenía una camioneta de repuesto que ya no necesitaba. Él se la dio si ella hacía los pagos restantes.
Después de remodelaciones y decoraciones, nació Petite Mobile Salon.
María Soto, una cocinera muy ocupada de un restaurante, ha sido una clienta leal durante más de dos años. Dijo que Mariela encuentra espacio para ajustarse a su horario. Cada dos semanas se hace una manicura a las 7 a.m.
“Te sientes muy cómoda, limpia y con mas privacidad que un lugar de uñas regular”, dijo Soto.. “Ella va al estacionamiento de tu casa y ahí tienes el salón, ¡es maravilloso!
Alixfel Seijas, de 23 años, compara Petite Mobile Salon con un castillo de princesas debido a los colores rosados y la atmósfera brillante. También siente que el salón proporciona el mismo tratamiento que ir a ver a un terapeuta.
“Los oídos de Mariela siempre están abiertos escuchándo”, dijo Seijas. “Puedo hablar de mis problemas, siento que un psicólogo me está haciendo las uñas”.
En un futuro próximo, Mariela quiere convertir a Petite en una franquicia. Ella planea agregar dos camionetas adicionales para que sus servicios estén disponible en los condados de Miami-Dade, Broward y Palm Beach.