Como muchos Argentinos en Miami, Graciela Garcia ama el fútbol. Cuando el campeón del mundo Lionel Messi juega con su selección, ella se pone su remera albiceleste, prepara un asado, y ve los partidos por la televisión.
Ella se describe como una “Súper-Hincha” del equipo nacional, y por eso cuando los boletos para la final de la Copa América entre Argentina y Colombia en el estadio Hard Rock de Miami salieron a la venta, ella inmediatamente compró dos para ir con su hija.
“Al fin poder ver a Messi jugar en vivo con Argentina junto a la nena iba a ser un sueño hecho realidad”.
Pero el sueño se convirtió en pesadilla la tarde de la final del 14 de julio del 2024.
A Graciela le tocó vivir un caos donde sintió que su seguridad y la de su hija estaban comprometidas debido a disturbios antes del juego causados por multitudes tratando de entrar sin boletos.
Las imágenes de gente peleando y brincando sobre los portones del estadio le dieron la vuelta al mundo y dejaron a fanáticos como Graciela con una duda en mente:
“Esto no puede pasar en un mundial y no se como la FIFA ve esto, no se asusta, y se pregunta si de verdad está lista Miami para recibir un mundial de fútbol”.
Y ahora viene la copa
Miami fue elegida por la FIFA hace tres años como una de las dieciséis ciudades sedes de la Copa Mundial que se llevará a cabo en los EE.UU., Mexico y Canada. Siete partidos, incluido uno de cuartos de final y el duelo por el tercer puesto, se jugarán en el Hard Rock Stadium.
Por los ingresos que genera el mundial, el condado Miami-Dade gastará un total de 46 millones de dólares por ser sede mundialista con dinero de los contribuyentes. El posible retorno de la inversión es contundente, ya que se espera que Miami-Dade reciba 600,000 visitantes y genere un impacto económico de 1,500 millones de dólares durante el mes de julio.
Aunque Miami ya conoce grandes eventos deportivos como Super Bowls, carreras de NASCAR, Formula Uno, y torneos internacionales de tenis, no tiene mucha trayectoria como sede de torneos de fútbol internacional. Estos son más largos y tienden atraer a fanáticos globales, algo que según el Dr. Jesse Spearo, Subdirector del Departamento de Manejos de Emergencias de Miami-Dade, requiere una planeación más profunda.
“Cuando nos enteramos por primera vez de que íbamos a ser una ciudad anfitriona y empezamos a analizar algunos de los desafíos que han enfrentado otras jurisdicciones, así como la cultura del fútbol en sí, dijimos: esto no es un Super Bowl. No podemos abordar esto como si fuera un Super Bowl. No podemos tomar una actitud de ‘negocio como siempre’, de ‘esto lo hemos hecho toda la vida’. Somos una región de alto impacto, altamente funcional y con gran capacidad. Necesitamos enfocarnos en esto como si nunca hubiéramos hecho algo así antes. Y tomó un poco de tiempo lograr que la gente realmente entendiera la gravedad de eso”.
Esa gravedad es algo que Alina Hudak, CEO del comité organizador de Miami 2026, entiende bien por lo que representa para la región.
“Este es un momento de legado para nosotros en el sur de Florida, pero también es una oportunidad para que todos seamos parte de algo histórico para Miami. Estamos bendecidos de tener un cuarto de final y el partido por el tercer puesto aquí”.
Para el Dr. Spearo, algo que hay que tomar en cuenta como ciudad sede es la cultura del fanático futbolero.
“[Esa] es la nueva pieza que entra en esta ecuación, algo a lo que el condado de Miami-Dade y los Estados Unidos simplemente no están acostumbrados, ya sabes, esa base de fanáticos tan apasionada que está emocionada, como si fuera la sangre y los huesos de su equipo, de su nación jugando al fútbol”.
Es por esta pasión que el Dr. Spearo, dirigentes del condado, y la FIFA tienen muy en mente lo que pasó en la final de la Copa América el año pasado, y están trabajando arduamente para evitar que se repita.
Caos en el Hard Rock
La Copa América es un torneo de fútbol sudamerico jugado entre las selecciones nacionales para definir al campeón continental. Solo se ha jugado fuera del continente sudamericano dos veces, ambas en los Estados Unidos.
La primera fue en celebración de su centenario en el 2016, seguida por la edición del 2024, donde Miami fue seleccionada sede del último partido tras no participar en el 2016.
Ni Hollywood pudo haber escrito un mejor guión para esta final: Argentina y Colombia, dos selecciones archirrivales con grandes aficiones en Miami, y donde tocaría la cancha Messi, el mejor jugador del mundo. El nuevo hijo de Miami iba a jugar la final de la Copa América, posiblemente su última, en su ciudad adoptiva tras coronarse campeón del mundo con Argentina en el Mundial de Qatar 2022.
El partido estaba hecho para Miami y sus miles de inmigrantes Colombianos y Argentinos, y para los hinchas que viajaron de sudamérica para ver el juego. Para fanáticos como Graciela, esto era un partido imperdible, pero lo que el mundo vio esa tarde fue muy diferente al guión de Hollywood que la ciudad hubiera querido resaltar.
Hinchas de ambas selecciones llegaron sin boletos a las puertas del estadio buscando entrar a la fuerza. Según la policía de Miami-Dade, 55 personas fueron expulsadas del estadio y 27 fueron arrestadas, incluyendo al presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramon Jesurun y su hijo. Ambos fueron arrestados por supuesto asalto y poco después los cargos fueron retirados. Fue un vacío de seguridad para el Hard Rock, la CONMEBOL (la federación sudamericana de fútbol encargada del evento), y para Miami, que ahora tiene que demostrar que está a la altura de un mundial. Caplin News obtuvo un video que muestra a dos hinchas argentinos aparentemente intentando sobornar a un guardia para ingresar sin boleto, un ejemplo de los desafíos que quedaron al descubierto —y que ahora deben ser resueltos con miras al Mundial. (Caplin News solicitó comentario del Hard Rock, pero al momento de la publicación no se había recibido respuesta.)
Pero esto no afectó sólo a los fanáticos, si no también a la prensa que estaba ahí trabajando la cobertura del partido. La experimentada periodista deportiva Veronica Brunatti viajó a Miami para cubrir el partido para la televisión Argentina, pero se quedó sin poder entrar y trabajar.
“Yo teniendo la trayectoria que tengo como periodista, me tocó verlo desde el Fan Fest (fiesta oficial para fanáticos sin boletos). El partido terminó, pero ya no volvía a intentar ingresar al estadio porque las puertas estaban completamente cerradas. Nadie te escuchaba, nadie escuchaba tu reclamo, nadie. Aunque le mostrabas las entradas, nadie abría las puertas. Entiendo también que fue una orden de seguridad porque el estadio estaba sobrepasado en su capacidad, pero yo hasta que no terminó el partido no pude trabajar. Cuando terminó el partido tuve que trabajar en las inmediaciones del estadio sin haber podido ver el partido en su totalidad, habiendo visto el, digamos, medio partido en el Fan Fest. Así trabajé”.
Para Brunatti, esta experiencia debería servir como aviso a los organizadores del mundial de la FIFA en el 2026.
“Nadie quiere ir a una cancha donde los hinchas no puedan disfrutar”.
El Hard Rock Stadium no nos ofreció comentario respecto a su planeación de seguridad para el Mundial, y la policía de Miami-Dade dijo que al momento “todo es muy preliminar y no nos gustaría dar información que aún está cambiando de manera fluida. Estamos en reuniones constantes con varias entidades y accionistas del evento mientras seguimos preparándonos”.
Lecciones y Responsabilidades
El Dr. Spearo piensa que este va a ser el evento más grande en la historia de Miami, y entiende la importancia de proyectar una buena imagen internacional.
“Lo que queremos es que la gente venga al condado de Miami-Dade a disfrutar de estos partidos. Queremos que la gente esté segura en el condado de Miami-Dade y en toda la región, pero también queremos que se vayan pensando: ‘Fue un gran evento. Lo disfrutamos. Disfrutamos nuestro tiempo aquí en Miami. Disfrutamos nuestro tiempo en la región y en Estados Unidos”.
Por eso dice que es necesario trabajar junto a la FIFA e incluir los protocolos de seguridad establecidos por ellos, ya que el organismo tiene más experiencia que el condado con eventos de este tipo.
Uno de estos protocolos claves es la implementación de un perímetro exterior en los estadios. Este perímetro no solo controla el acceso, sino que también crea una zona de amortiguamiento entre el estadio y posibles amenazas externas. Es en este espacio donde se realiza la primera verificación de entradas, credenciales, y se ejecutan los procedimientos de inspección y registro tanto a peatones como a vehículos.
Estos protocolos son usados por la FIFA en todos sus torneos internacionales de fútbol, pero no fueron establecidos por CONMEBOL ni el Hard Rock Stadium para la final de la Copa América. Algo que pudo haber evitado los disturbios, según Ed Maldonado, experto en seguridad global para eventos deportivos.
“Si yo tuviera que identificar cuál fue el problema, probablemente sería la falta de planificación y el no intentar reforzar el perímetro exterior (del estadio) para hacer un control adecuado. Ese control preliminar es clave: asegurar ese perímetro de manera efectiva para que nadie pueda avanzar más allá sin tener un boleto físico en la mano”.
Maldonado fue cabeza de seguridad global por más de una década en la cadena Telemundo, y conoce íntimamente cómo se forman los planes alrededor de eventos mundiales como los juegos olímpicos y torneos de la FIFA, ya que Telemundo transmite esos eventos deportivos.
“Lo que FIFA hace tradicionalmente es que siempre organiza algún tipo de evento de prueba para evaluar sus sedes y ver si su plan de tráfico está funcionando, para identificar dónde están los problemas. Ahora vamos a tener el Mundial de Clubes en muchos de los estadios que albergarán partidos del Mundial, eso es una oportunidad para practicar, aprender y entrenar”.
Según Maldonado, el plan debe incluir que todas esas otras ciudades participen, observando cómo se manejan las prácticas de seguridad en cada sede. “De esa manera, todas pueden mejorar y adoptar un enfoque unificado en la gestión de la seguridad para estos eventos.”
El Dr. Spearo asegura que ya ésto ya está en marcha en Miami-Dade. El condado fue la primera ciudad sede en ofrecer clases de FEMA, la agencia federal de manejo de emergencias, a varias de sus departamentos.
“Es un conjunto de ocho clases, de entre 2 y 3 días de duración, que se enfocan en el manejo de multitudes, manejo de incidentes, componentes operativos, información pública y alertas. Esas son algunas de las clases que estamos ofreciendo. Y fuimos la primera ciudad anfitriona en América del Norte en solicitarlas y obtener esas clases”.
Además de las clases de FEMA, el Dr. Spearo y su equipo tienen otro enfoque de estudio—la historia deportiva.
“Son eventos que han tenido la mayor pérdida de vidas humanas debido a estampidas, disturbios u otros desastres relacionados. De los 25 principales, 13 están vinculados al fútbol. Así que nos estamos enfocando en esos eventos pasados, aprendiendo de ellos y aplicando esos conceptos, esos informes posteriores a los hechos, para asegurarnos de que el condado de Miami-Dade esté muy bien preparado. Creo que la Copa América del año pasado fue una oportunidad de aprendizaje, no solo para nosotros, sino para todos a nivel global y para la industria de los eventos deportivos y especiales en general”.
Se viene la fiesta
Este mundial es el regreso del magno evento futbolero a los Estados Unidos después de más de 30 años, unas tres décadas que ha visto al fútbol crecer en popularidad debido a factores como la inauguración de la liga MLS en 1996 y la inmigracion latina.
La FIFA considera que el impacto del mundial “será global”, según el presidente Giuanni Infantino.
“El Super Bowl, que es fantástico, ¿tiene qué? — ¿120-130 millones de espectadores? La Copa del Mundo tiene seis mil millones de espectadores. Una Copa del Mundo equivale a 104 Super Bowls en un mes. Eso son tres Super Bowls al día.”
Esto es algo que, según Maldonado, los organizadores deben tomar en cuenta, ya que las pasiones futboleras no son iguales a como se viven los deportes Americanos de ligas como la NFL o NBA, y se pueden destapar incidentes como lo ocurrido en el 2024 en la Copa América.
“Es un público diferente, con dinámicas completamente distintas. Como vimos con la Copa América en Miami, la gente va a ir al estadio, tengan o no tengan boleto, y van a hacer todo lo posible por entrar. Lo que he hecho en Mundiales anteriores, por ejemplo, es implementar métricas de riesgo para evaluar cada equipo y las rivalidades que puedan tener. Analizar qué tipo de partidos han jugado antes, cómo han reaccionado sus hinchadas en enfrentamientos previos”.
Por su parte, la FIFA conoce la importancia de que todo salga bien, y por eso ha hecho cambios para este Mundial. El organismo anteriormente dejaba las funciones de seguridad y la planificación de eventos en manos de las entidades locales. Sin embargo, este será el primer torneo en el que el ente organizador asumirá directamente la supervisión de esos procesos. También se están incorporando expertos externos para trabajar en conjunto con especialistas locales.
Esta nueva colaboración representa un cambio importante, ya que las decisiones tomadas a nivel local pueden tener un impacto en el desarrollo del torneo a nivel general. La visión de seguridad adoptada se desarrolló después de que los funcionarios de FIFA identificaran elementos comunes en las estrategias de planificación de eventos especiales de cada ciudad sede.
Como resultado, todas las ciudades acordaron objetivos y estrategias compartidas que ahora sirven como base para el plan de seguridad de la Copa del Mundo, algo que el Dr. Spearo dice que tiene mucho sentido.
“Es un enfoque de un solo equipo, en el que lo que estamos haciendo en Miami-Dade es lo mismo que van a estar haciendo en Texas, en Vancouver, en Ciudad de México y en Atlanta. Todos van a estar haciendo lo mismo. Y todos hemos estado de acuerdo en que esa es la mejor manera de hacerlo. Vamos a planificar juntos. Vamos a prepararnos juntos. Vamos a entrenar y hacer simulacros juntos, utilizando un enfoque de Una Sola Copa del Mundo. Y esa ha sido nuestra fuerza impulsora”.
Ya Falta Poco
En el 2026 los ojos del mundo caerán sobre Miami, ciudad que en muy poco tiempo se ha convertido en una de las mecas del fútbol debido a la llegada en el 2023 de Messi a las filas del equipo Inter Miami de la Major League Soccer. La selección Argentina de Messi llega a este próximo Mundial como campeona defensora, y si a la ciudad le tocase de que uno de sus siete partidos figure a su hijo pródigo, la posible historia y los visuales representan un escalón más para que la ciudad se coloque junto a grandes ciudades futboleras como lo son Buenos Aires, Madrid, y Londres.
Por eso hay mucha presión, pero también hay mucha confianza de que todo va a salir bien, especialmente por parte del Dr. Spearo, quien opina que la planeación los ha preparado para cualquier reto que se presente.
“Ya hemos recibido información e inteligencia relacionadas con los partidos de la Copa Mundial de Clubes en curso, incluyendo datos sobre las aficiones y lo que podemos esperar en función de eventos anteriores. Esto nos permite prepararnos con meses de antelación, algo que antes no teníamos. Es una gran oportunidad para enfocar nuestros esfuerzos en amenazas y riesgos específicos. Estamos especialmente atentos a diciembre de 2025, cuando se publique el calendario preliminar del Mundial 2026, para identificar qué equipos jugarán en Miami-Dade”.
Cuando eso ocurra, afirma, tendrán al menos seis meses de anticipación para analizar a esos equipos y monitorear los demás partidos en Norteamérica, evaluando cualquier amenaza o tendencia.
“A medida que avancemos hacia los octavos de final, cuartos, y las semifinales, sabremos todo lo posible sobre esas selecciones, sus aficiones y cualquier incidente ocurrido en otros encuentros, garantizando así una preparación óptima.”
Mientras tanto, la ciudad se está vistiendo de gala para recibir al Mundial. En marzo, se presentó el afiche oficial de Miami como sede, diseñado por el artista brasileño Rubem Robierb, y en junio, el Inter Miami de Messi inaugurará el Mundial de Clubes frente Al Ahly FC en el Hard Rock Stadium.
Para fanáticos del fútbol como Graciela, Miami debe entender que este torneo es único.
“El año que viene tengo otra oportunidad de posiblemente ver a Messi y a mi bandera volar. A ver si voy. Pero igual, espero que la ciudad esté lista, o que por lo menos tengan un plan para manejar la marea de gente. Porque si Messi anota un gol, las calles de Miami se van a convertir en un carnaval”.
Graciela todavía guarda sus boletos de la Copa América, no como recuerdo de un sueño cumplido, sino como prueba de una promesa rota. Y si Miami quiere convencer al mundo de que está lista para recibir el evento más grande del planeta, tendrá que demostrarlo no con discursos, sino con hechos.