Por qué los gimnasios se llenan en enero y se medio vacían en la primavera

Rosbel es un joven de 26 años que desde hace un año asiste regularmente a Live Strong Gym. Tocó a las puertas del entrenador Julio Rodríguez preocupado sobre todo por su salud, cuando actos como abrocharse los cordones de los zapatos o terminar un partido de fútbol con sus amigos se le hacían cada vez más difíciles. Unos meses antes, había comenzado a asistir a un gimnasio de suscripción por su cuenta y, a pesar de su constancia, no veía resultados, asume que por no saber realizar correctamente los ejercicios y no mantener una dieta adecuada. 

“Cuando comencé en Live Strong Gym cumplía con el horario establecido y seguía estrictamente el plan nutricional que me trazó Julio. En seis semanas, bajé treinta libras. Mi porcentaje de grasa disminuyó muchísimo y aumentaron mis músculos”. 

Pero Rosbel es la excepción a la regla. En Live Strong Gym se inscribieron unas cincuenta personas para comenzar en 2024. En febrero no se inscribió nadie, y del grupo que comenzó en enero están activos a la fecha unos ocho. Es una dinámica que se repite todos los años, y que incluye a personas que realizan el pago de los programas y no asisten ni siquiera a la primera sesión de entrenamiento. 

Ellos, los que desisten, forman parte del 72% de la población estadounidense que no se ejercita lo suficiente, impactando negativamente su salud, según los estándares y el estudio publicado en 2023 por el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos. 

Rodríguez suma veinte años de experiencia en el mundo del deporte. Es Licenciado en Cultura Física y especialista en nutrición deportiva certificado por la American Sport & Fitness Association. Su labor es tan gratificante como difícil y limitada, a veces, cuando esos que dejaron su gimnasio en la mañana no regresan más o no siguen el plan nutricional indicado. Cuando la motivación inicial mengua y la disciplina no hace acto de presencia. 

Su frustración es visible cuando habla. Con lujo de detalle, recuerda a cada uno de los que llegaron un día a él con un objetivo claro y perdieron el rumbo. 

“Aquí la manera de ir logrando los resultados es progresiva y directamente proporcional al esfuerzo. La mayoría de las personas que viene quiere una cosa, sin hacer el esencial proceso de concientizar lo que eso implica”, afirma. 

La modalidad de este gimnasio está basada en programas de 90 días, con distinto número de sesiones semanales según los objetivos del cliente. El entrenador asegura que este es tiempo suficiente para ver el cambio buscado, si y solo si se sigue el plan de entrenamiento y nutrición establecido. 

Live Strong Gym. (María Teresa López Rodriguez / Caplin News)

Motivación y salud mental

Rodríguez cuenta que casi todos los que lo contactan lo hacen un viernes por la noche o un sábado. Intuye que debido a que estos son los días en que se suele hacer más vida social y las personas se enfrentan a cómo se sienten con su cuerpo. El primer paso es una entrevista, en la que indaga sobre la motivación que los hizo acudir a él y los objetivos que tienen, así como sus hábitos y estilo de vida. 

Tras cientos de conversaciones ha llegado a la conclusión de que muchas de las personas que tocan a su puerta movidos por mejorar su estado físico, necesitan trabajar a la par en su bienestar mental, personalmente o de la mano de un profesional. 

“Recientemente entrevisté a una señora de 45 años que quería inscribirse. Le pregunté si le gustaba hacer ejercicio y me dijo que no. También le pregunté qué quería lograr con su cuerpo y me dijo que no sabía. Comenzó a hablarme de su estado emocional y prosiguió a llorar. Con casos como este, que son cada vez más comunes, me siento muy limitado, porque no tengo las capacidades de un terapeuta o un psicólogo. 

Entonces con total honestidad le conté lo que sí puede encontrar en este gimnasio: un mejoramiento de su condición física, un camino para mejorar su autoestima, un ambiente en el que conocerá a personas que buscan cosas similares. Pero a veces siento que es como si alguien que necesita un corte de pelo vaya al dentista”, dice. 

La nutrición también es parte esencial de los programas de Live Strong Gym, y una de las más difíciles de manejar. 

“Cualquiera se puede sacrificar una hora en el gimnasio, pero lo más difícil es controlar las otras veintitrés horas del día afuera, en las que se incorporan el estrés diario, el tráfico, el trabajo. Generalmente no hay mucho tiempo para cocinar y se nos presentan mil opciones de comida rápida”, reconoce, concluyendo que cada quien debe entender lo que está haciendo y el proceso individual que está viviendo, para poder trabajar su realidad con objetividad. 

Un punto de vista psicológico

Raúl García es investigador y psicólogo clínico egresado de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Sobre el tema considera que es clave la dicotomía motivación – disciplina, y hace énfasis en el funcionamiento del circuito de recompensa del cerebro humano. 

García señala que en el proceso de comenzar a ejercitarnos no vemos la retroalimentación del progreso de forma inmediata, sino a un mediano plazo. 

Según él, muchas de las personas que se inscriben lo hacen porque llevan una vida sedentaria y no están acostumbrados a tener ese nivel de disciplina, por lo tanto, van a encontrar baja motivación para hacer ejercicio. 

Entonces, aunque en principio se esté motivado por la inconformidad hacia la imagen y el estilo de vida, cuando los hábitos que brindan gratificación inmediata pesan más ir al gimnasio, surge el momento crucial en el que la decisión no puede ni va a sostenerse de la motivación, sino de un plan creado en base a disciplina. 

Continúa explicando que la dopamina es la hormona que segrega el cerebro para motivarnos a repetir determinadas acciones, conociéndose como la hormona del placer. 

“Cuando recibes mucha gratificación de algo porque lo disfrutaste mucho y segregas esta hormona, esa cantidad sirve como base a lo que se va a segregar en otro momento. Pero esa base va a ser cada vez más alta y se va a ir modificando constantemente. Es lo que pasa con las drogas”. 

Así, si estas personas se involucran en actividades que no les brindan tanta excitación, ni les dan retroalimentación, el acto de ir a hacer ejercicio va a parecer difícil y aburrido. 

“Muchos son conscientes de que mejorar su bienestar físico les puede ayudar a mejorar su estado mental. Cada persona es distinta y cada caso particular. Pero sí puede haber quienes primariamente necesiten trabajar su estado mental para poder tener resultados concretos y reales en el trabajo físico, para saber si están preparados para asumir esa responsabilidad. Ver de qué manera su cerebro, actitudes y pensamientos están influyendo en eso”, dice el psicólogo.

A pesar de que no todos los días es fácil, hay un porcentaje de gente que sí se ejercita y nos demuestra que es posible. Rosbel es uno de ellos.  

“Me comprometí intensamente durante ese primer programa y aunque ya no mantengo ese ritmo, el bienestar que siento con mi cuerpo y la manera en la que asistir al gimnasio me regula el estrés, son la motivación necesaria para regresar al otro día, aunque esté cansado o simplemente no tenga ganas de ir”, concluye. 

Dentro del Live Strong Gym. (María Teresa López Rodriguez / Caplin News)

María Teresa López Rodríguez es licenciada en Ciencias de la Comunicación. Apasionada por el periodismo y las artes. Actualmente cursa la maestría de Periodismo Multimedia en Español en Florida International University