“Tengo desde junio del 2018 intentando sacar mi cita y todavía no lo logro”, dice Jhineska Aldana, inmigrante venezolana desde Atlanta, donde sigue intentando renovar el ya vencido pasaporte de su país.
Ahora, Aldana teme que esta traba descarrile su cuidadoso recorrido para convertirse en residente permanente de EE.UU.: “El sistema presenta un error con mi número de identificación y no he podido solucionarlo. Mi mamá, que vive en Venezuela, ha intentado resolver desde allá y tampoco ha logrado nada”.
En lo últimos meses, los medios sociales se han hecho eco de cientos de quejas de usuarios venezolanos que no lograban obtener una renovación o prórroga de su pasaporte venezolano. Según Angel Leal, abogado de inmigración en Miami, la vigencia de este documento es necesaria no solo para viajar, sino para realizar papeleos como la residencia, estadía legal como estudiante, Capacitación Práctica Opcional (OPT) e incluso para casarse en los Estados Unidos.
Al ya dificultoso trámite de conseguir o renovar un pasaporte de Venezuela, ahora se añade el cierre de los siete consulados en EE.UU. debido a la ruptura de relaciones entre ambos países. En el consulado de Miami, el más cercano para Aldana, varios de sus amigos habían conseguido solicitar la cita por internet para renovar el documento con un año de antelación. Sin embargo, gran parte de estas citas no se llegan a tramitar. El consulado estuvo cerrado desde enero de 2012 hasta el 22 de abril de 2018, y aunque en octubre de 2018 comenzó a prestar servicios consulares, ahora se ha vuelto a paralizar este servicio.
Las autoridades venezolanas remiten a los solicitantes a la página web del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME). Los solicitantes reclaman que no funciona correctamente. En múltiples ocasiones el sistema de citas está colapsado o simplemente no abre. En otras, otorga la cita, pero el usuario descubre al ir al consulado que está cerrado o que no atiende. La página tampoco parece actualizada. Estudiantes mayores de edad, encuentran trabas pues están bajo el número de sus padres de cuando eran menores. Cuando los padres intervienen desde Venezuela, se les informa que son los hijos mayores de edad, por lo que deben realizar ellos mismos el trámite.
Algunos venezolanos deciden viajar a Venezuela y pagan gestores ilegales por prórrogas que llegan a costar $1,500 dólares, o renovaciones de pasaportes de hasta $2,000 dólares. Si falla el proceso, que según la ley de Venezuela es ilegal, se arriesgan a no poder regresar a EEUU.
Vanessa López, venezolana y residente de Miami, tiene dos años tratando de renovar su pasaporte venezolano. La última vez que revisó la página web decía que su trámite estaba en proceso, pero ese estatus no ha cambiado desde entonces. Decidió no viajar a Venezuela al no tener certeza de que allá lograra realizar la gestión. Ahora, esta opción ya no es viable. Con el pasaporte vencido, los venezolanos no pueden ingresar en el país aunque tenga documentos de EE.UU.
Otra venezolana, quien prefirió no dar su nombre por temor a represalias, no sabe cómo obtener la prórroga para evitar el vencimiento del pasaporte de sus hijos. Su familia lleva poco tiempo en Estados Unidos y tiene recursos limitados. Mientras espera la respuesta del consulado, teme que la falta de este documento dañe el trámite familiar para conseguir la residencia permanente en los Estados Unidos. Le han ofrecido una calcomanía que se pega en el pasaporte como prórroga por $250 dólares, pero no ha querido arriesgarse, pues sabe que hacer este pago es ilegal en Venezuela.
A pesar de que no se debería viajar con el pasaporte apunto de expirar, según Angel Leal, el Gobierno tiene la obligación legal de ofrecer una identificación y de facilitar el ingresar a sus ciudadanos.
Según Leal, esta falla da pie a que más venezolanos puedan solicitar asilo, ya que el régimen bajo el actual presidente de venezuela, Nicolás Maduro, les niega su derecho a tener su nacionalidad al día. Una vez que tengan el asilo, asegura el abogado, podrían obtener el documento de viaje para refugiados (I-131).