Tráilers en Miami: aumenta la preocupación entre dueños por el alza de la renta

En el sur de Florida, los dueños de las casas móviles -también conocidas como tráilers- dicen que se sienten inseguros por el aumento en los pagos de sus propiedades y que tienen miedo de que los terrenos en donde viven sean vendidos. Una situación que los dejaría en la calle.

“Vivimos en una zozobra”, dice la hondureña Rita Martínez, quien reside en una de las casas del Lil Abner Mobile Home Park, un campamento construido en Sweetwater en 1968 que tiene 908 unidades. Ella y su esposo, quien falleció hace una década, adquirieron la vivienda hace 30 años por $60,000, un precio que hoy no se encuentra.

Martínez asegura que el pago mensual ha aumentado hasta llegar a los 680 dólares, una cifra elevada para el tipo de casa que posee, y que, además, quienes administran los terrenos -que se extienden por varias manzanas desde la calle Flagler hasta la 7 del NW y desde la avenida 109 hasta la 114- son muy estrictos hasta con los arreglos en el interior.

“No podemos protestar de ninguna manera porque es una empresa privada. Los gobiernos aquí no hacen nada por los pobres”, dice.

La alta demanda y la poca oferta en el sur del estado (alimentada por los perdones por el COVID-19 y otros programas del gobierno que hacen que menos propiedades salgan al mercado) ha contribuido al incremento en los precios. De igual forma la población de Florida ha aumentado un 14.6% con más de tres millones de nuevos habitantes, de acuerdo con un mapa del Censo 2020.

Según un estudio de Human Impact Partners, una asociación enfocada en construir una sociedad más justa, en estas comunidades es muy común el alza arbitraria en los alquileres de la tierra. Por otra parte, Florida tiene la mayor cifra de este tipo de viviendas en el país: hay casi 4,000 comunidades ubicadas en áreas urbanas y rurales.

“¿Qué podemos hacer si aquí no hay leyes?”, se pregunta Martínez.

El costo mensual de su casa es casi la mitad de los 1,350 dólares que recibe de pensión. A esto se le suman otras obligaciones como el pago del agua (unos $280 trimensuales, una cuenta que también ha subido; el seguro de su auto que son $160 más la electricidad promedio que son $170).

“No puedo vivir con eso”. Además de Medicaid, Martínez no recibe ninguna otra ayuda porque las autoridades le dijeron que cobraba su pensión. Tampoco sabe a quién acudir ni si por su edad, 83 años, califica. Solo reza -dice casi entre lágrimas- para que los dueños de la tierra no la vendan y así no perder el techo que la ha albergado.

Según explica el agente inmobiliario Yoan Pons, trasladar las casas móviles sería una opción en caso de una venta, pero no es una tarea fácil y muchas veces no viable. “Están ancladas al terreno, lo que podría generar costos de hasta $15,000. Si el dueño no puede pagarlo, tendrá que abandonar el tráiler. Esto representa no solo una pérdida del dinero invertido, sino también un daño a su moral, a su autoestima”.

En Florida, se estima que al menos 1.8 millones de personas viven en tráilers y que de esa cifra el 70% es dueño o tiene planes de comprar. El precio se ha casi duplicado. En las páginas webs hay anuncios de venta en el mismo campo donde vive con su hijo: los precios oscilan entre los 100,000 y los 120,000 dólares. Pero aún así no puede pensar en irse porque ese dinero no le alcanzaría para subsistir.

“Yo tengo derecho a vivir mejor”, dice Martínez mientras mira las flores que sembró en la acera que construyó hace unos meses a pesar de que la tierra nunca será suya.