Un adiós forzado en Sweetwater

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A pesar de la demanda colectiva de 185 personas afectadas, los residentes de Li’l Abner Mobile Home Park en Sweetwater tienen hasta mayo de 2025 para abandonar sus casas móviles o reubicarlas a otro lugar. 

El reflejo de la luz del sol en el parabrisas del camión de mudanza  U-Haul ciega a Mercedes Silva. Sus ojos se llenan de lágrimas mientras ayuda a su hijo Byron, de veintitantos años, a llenar el camión con todas las modestas pertenencias de su casa.

Una vida entera de recuerdos y posesiones lanzados al fondo del camión van a terminar en un almacén o desechados. Rápidamente, aclara que no está llorando: “Es solo el sol”, dice entre suspiros, “pero esto sí es triste, no te voy a mentir”.

Al igual que sus vecinos, Mercedes Silva, una de los residentes del parque de casas móviles Li’l Abner en Sweetwater, recibió una carta a mediados de noviembre advirtiendo que tendría que buscar otro lugar donde vivir. Toda una comunidad de más de 900 casas móviles y casi 3,000 personas, según calcula el alcalde de Sweetwater, José Díaz, deberá abandonar sus hogares antes de mayo del 2025. Paradójicamente, los propietarios justifican la necesidad de desplazar a esta gente, en su mayoría de bajos recursos, para construir viviendas asequibles.

Mientras, una demanda colectiva, interpuesta por más de 121 propietarios avanza lentamente en el circuito onceavo del tribunal del condado de Miami Dade.  Tan solo la ciudad de Sweetwater ha acusado recibo.  Todavía no se cumple el plazo de 20 días que tienen la ciudad, el condado, y las compañías propietarias o vinculadas al parque, para responder a la notificación.

Insuficientes incentivos y obstáculos para reubicarse

La mayoría de los residentes de Li’l Abner son propietarios de las casas móviles, pero alquilan el terreno. La compañía CREI Holdings, dueña del parque, ha ofrecido $14,000 a los vecinos que se vayan antes del 31 de enero del 2025. No lo pueden pensar mucho; si se retrasan, el incentivo se reduce. Por ejemplo, los que esperen hasta el 31 de marzo recibirán $7,000, y si se quedan hasta el 30 de abril, solo $3,000. 

Muchos inquilinos, como Doña Mercedes, consideran que tanto el plazo como el dinero que ofrece CREI no es suficiente. Los propietarios se quejan de que la mayoría de sus casas no se pueden mover.  Para complicar aún más las cosas, los parques de casas móviles se están volviendo cada vez más escasos. 

En Florida, 1500 parques de casas móviles estaban en peligro, reveló en el 2017 la investigadora Esther Sullivan, de la Universidad de Colorado.  De estas, al menos 182 han cerrado en los últimos años, expone un análisis del Tampa Bay Times basado en registros de la organización de reubicación y del Departamento de Regulación Comercial y Profesional de Florida. 

La viuda de 60 años planea aceptar los $14,000 y regresar a su natal Nicaragua a vivir con su hermana y su familia. 

“Justo no es, pero es lo que hay, ¿me entendés? Aquí todo es caro, y con lo que cuesta mover una casa, muchos se van a quedar sin nada. Yo voy a usar ese dinero para empezar de nuevo allá, pero sé que no todos tienen esa oportunidad”.

Su hijo Byron, vive en Nueva Jersey, e invitó a su mamá, Doña Mercedes, a que se mudara con él, pero ella se negó.

 “No me gusta el frío de allá. Además, él ya tiene su vida hecha, ¿para qué voy a estorbar? Tengo unos $6,000 ahorrados y con lo que dicen que nos van a dar, pienso regresar a Nicaragua, a Chinandega”.

Los incentivos de reubicación que se ofrecen a los residentes del parque superan los requisitos legales de Florida. La ley estatal sobre casas móviles  exige pagos de $3,000 para casas móviles individuales y $6,000 para casas dobles para ayudar a compensar los gastos de mudanza.

Sin embargo, los residentes argumentan que los $14,000 están lejos de lo que se necesita para el enganche de una nueva vivienda. 

Mudarse a otro parque, incluso si logran encontrar uno, puede ser prohibitivamente caro. Según CostHelper.com, trasladar una casa móvil dentro de un radio de 60 millas, incluyendo desconexión, transporte y reconexión, generalmente cuesta entre $3,000 y $5,000 para una unidad individual, entre $4,000 y $10,000 para una doble y entre $10,000 y $14,000 o más para una triple, dependiendo del tamaño y la ubicación.

Por esta razón, Melvin del Chiaro ha decidido esperar a abandonar su vivienda hasta mayo, y entonces mudarse a Orlando para vivir con su hijo. La ley de Florida 723.0612 ofrece una indemnización a aquellos que entreguen el título de una propiedad móvil a los dueños del terreno.  Melvin la considera muy baja.  

“Remodelé mi casa, y ahora vale $180,000. ¿Y quieren darme solo $2,750 para irme? Porque no puedo mover mi casa móvil. Esto es un gran negocio de gente capitalista que solo quiere dinero y se va a enriquecer”.

El progreso que no incluye a todos

Para personas como Doña Mercedes, que llegaron a Estados Unidos y trabajaron durante décadas, Li’l Abner representaba su pedazo del sueño americano, uno al que ahora tienen que decirle adiós. 

“Mirá, ya llevo 23 años aquí. Vine con mi esposo, quien ya falleció, y mi hijo de doce añitos. Este lugar fue nuestro refugio, nuestro hogar. Ahora toca despedirme, aunque me duele. Es triste, vos sabés. Uno se acostumbra, ¿me entendés? Este fue el único lugar que conocí como mío en este país. Pero ya estoy resignada. Parece que aquí ya no hay espacio para nosotros. Fijate, le dicen progreso.”

Lo cierto es que Li’l Abner Mobile Home Park ha decaído.  Perdió su área verde y, recientemente, la piscina comunitaria. CREI Holdings redujo estos espacios comunes para construir dos edificios de apartamentos de ocho pisos. La tercera construcción actualmente se cierne sobre las casas móviles que pronto serán desalojadas. 

“Sí, es como si se estuvieran burlando de nosotros con ese edificio ahí, espantoso”, dijo Doña Mercedes.

Aún así, las rentas del terreno han ido subiendo, y ahora llegan a 1,200 dólares mensuales por casa móvil.

Alvaro Zabaleta, el portavoz de la ciudad de Sweetwater, explicó a Caplin News que carecen de autoridad para extender las fechas de desalojo. 

“La ciudad no se puede involucrar en temas privados entre dueños de propiedad e inquilinos. El alcalde está tratando de ayudar”. 

En un comunicado, sin explicar servicios u otros detalles, el Alcalde José “Pepe” Díaz anunció la creación de un Centro de Recursos en colaboración con la Administración del Seguro Social de los Estados Unidos, el Departamento de Niños y Familias de Florida, Vivienda Pública y Desarrollo Comunitario de Miami-Dade, el Fideicomiso para Personas sin Hogar de Miami-Dade, Caridades Católicas y Hermanos de la Calle.

Resignación e Incertidumbre 

Doña Mercedes deja de cargar el U-Haul, toma agua, y se imagina dirigirse a los responsables de CREI Holdings. 

“Les diría que piensen en nosotros, que no somos solo números. Somos familias, gente que ha trabajado toda una vida para tener algo. Y ahora nos lo están quitando así nomás, ¿vos creés? Eso duele. Es duro, pero ya lo he aceptado. Nunca pensé que me iría así, pero ¿qué le vamos a hacer? Este país me dio muchas cosas, pero ahora ya no me queda otra que volver a mi tierra”.

Pero otros residentes de Li’l Abner, que no tienen un lugar a dónde ir como Doña Mercedes, temen no lograr encontrar un alojamiento asequible y acabar en la calle.

Enrique Bertran is a graduate student in the Spanish Language Journalism program, and a Spanish-television sports executive producer. 

Enrique Bertran es un estudiante de la maestría de periodismo en español, y productor-ejecutivo de deportes en la televisión en español. 

Carlos es un periodista con énfasis en periodismo deportivo. Actualmente se encuentra cursando una maestria en "mass communications" en Florida International University.

Patricia Varas Chong is originally from Lima, Peru and got her bachelor's degree in education at Universidad Nacional Mayor de San Marcos. When she moved to Boca Raton, she pursued a bachelor's degree in political science at Florida Atlantic University. She is currently in Miami, pursuing a master's in Spanish language journalism at Florida International University.