El buen dormir no es solamente una virtud que poseen los niños, sino un fuerte predictor de la calidad de la salud a mediano y largo plazo, dice el Dr. Alvarez-Pinzon, reconocido neurocientífico y profesor de investigación clínica de Florida Atlantic University.
A lo largo de la última década diferentes especialistas en salud han investigado la importancia del dormir bien, especialmente cómo recuperar la energía para un nuevo día y su relación con el envejecimiento.
Un estudio recientemente desarrollado en la Universidad de Stanford en California, lidereado por el Dr. Emmanuel Mignot, MD, PhD, profesor de medicina y especialista en sueño, comprobó la relación entre las variaciones del sueño y la mortalidad en seres humanos a mediano y largo plazo.
El análisis de los resultados de más de 12,000 publicaciones se centró en identificar las características iniciales del sueño como predictor de enfermedades. Los científicos estudiaron los movimientos de las piernas, la respiración, el número de latidos del corazón, entre muchos otros factores. Aseguran que existe una conexión entre las variaciones del sueño y la presencia de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la demencia.
El estudio también demostró que los trastornos tempranos de la salud se podrían predecir en la práctica clínica incluso con 5 a 10 años de antelación solamente al estudiar el sueño, lo que ayudaría a tratar enfermedades crónicas tempranamente. Como dice el dicho popular “Dime cómo duermes y te diré qué padeces”.
El objetivo del estudio de Mignot fue desarrollar un sistema para determinar la edad representativa del sueño por medio de inteligencia artificial.
Por ejemplo, si una persona tiene una edad bilógica de 55 años, pero la calidad del sueño profundo es óptima según los ciclos de Rapid Eye Movement Sleep (REM), entonces este individuo tendría una edad del sueño más joven y un menor riesgo a presentar enfermedades del corazón, según revela el equipo de investigación.
¿Cómo podremos mejorar la calidad del sueño?
Según el Dr. Alvarez-Pinzon, la mejor manera de optimizar la calidad de vida y del sueño es realizar actividad física por lo menos 45 minutos al día y evitar ingerir carbohidratos y comidas azucaradas a lo largo del día, especialmente en la noche, dado que se asocia con enfermedades como la diabetes, hipertensión, demencia y cáncer.
Según la Fundación del Sueño, una organización sin fines de lucro dedicada al estudio del sueño, mientras los bebes duermen entre 14 y 17 horas, los adultos duermen entre 7y 9 horas en promedio, pero si usted es un adulto mayor debería dormir, entre 7 y 8 horas en promedio.
Así que, la invitación es mejorar la calidad del sueño para reducir los posibles problemas de salud en un futuro no tan lejano.