El precio del progreso: La realidad detrás del éxodo de argentinos a Estados Unidos

El exilio de jóvenes argentinos no es un mito y, a pesar de que los políticos de aquel país buscan restarle importancia, los números dan que hablar. 

De acuerdo a una encuesta realizada por el Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 68% de los jóvenes argentinos de entre 18 y 29 años se iría del país si tuviera la posibilidad. 

Entre los principales motivos de sus respuestas se encuentran: “pensar que el país no va a salir por años de su decadencia”, “la situación económica”, “la inseguridad”, y “la falta de oportunidades laborales”.

El informe de OPSA se basa en el testimonio de 2.072 adultos mayores de 18 años.

Argentina no tiene un registro sobre la cantidad de ciudadanos que emigraron por año; sin embargo, los últimos números dados a conocer por la Dirección Nacional de Migraciones indican que entre septiembre de 2020 y junio de 2021, en plena crisis por la pandemia de Covid-19, alrededor de 60,000 argentinos se fueron del país hacia destinos como España, Uruguay, Brasil, Chile, México y Estados Unidos.

En el caso del país norteamericano, el fenómeno es diferente, dado a que este es una de las mecas del trabajo golondrina. Por ende, algunos jóvenes lo eligen como opción de por vida, mientras que otros buscan allí un trabajo temporal que les permita volver a su país en una mejor situación económica. 

“Es perceptible el fenómeno, pero no hay datos”, explica el analista y consultor político, Ignacio Liendo. 

“La respuesta al por qué del exilio es múltiple. En primer lugar están las crisis económicas que, en distintos momentos de la historia argentina, expulsaron ciudadanos, generalmente de recursos, de clase media-alta, con capacidades y habilidades, y con un sustento económico para poder moverse”, explica.

“Hay argentinos que se van a probar suerte, mientras que otros, comenzaron a valorar la experiencia de una universidad en el extranjero”, analiza Liendo sobre el fenómeno que comenzó en los ‘90 y aún se sostiene, pero en menor medida. 

“A partir de 2018, comenzó a perder valor el capital del título universitario y muchos jóvenes se fueron a vivir otras experiencias y desarrollarse profesionalmente”, añade.

Otra de las respuestas al por qué del éxodo es “la devaluación de la moneda argentina y la reducción del salario”, indica Liendo. “Esta es una cuestión que atraviesa a una generación y tiene impacto en las expectativas”, asegura.

Sin embargo, para el analista es importante resaltar que el éxodo de argentinos al mundo, sobre todo de jóvenes, “no es ni inexistente ni multitudinario”.

Según datos del Pew Research Center, en 2019, eran 278 mil los argentinos que residían en Estados Unidos. Todo indica que, tras la pandemia, este número se incrementó drásticamente. 

Los datos brindados por el centro revelan también cómo es la vida de los argentinos que se instalaron en este país, dando a conocer que el 43% de los argentinos mayores de 25 años obtuvieron, al menos, una licenciatura; que el promedio de ingresos anuales fue superior al de otros migrantes latinoamericanos, ubicándose cerca de los 36 mil dólares; que el 56% de los argentinos pudo acceder a una vivienda propia; y que la mayoría de ellos se encuentran en Florida (29%), California (18%) y Nueva York (10%). 

Pero, ¿qué sucede realmente en la cabeza de aquellos jóvenes y adultos jóvenes que eligen emigrar pese a dejar atrás sus hábitos y sus afectos? 

“Los jóvenes hacen un balance entre lo que tienen y lo que pueden conseguir en Argentina, y lo comparan con lo que podrían tener o conseguir en otros países, y en ese balance, termina ganando la opción de irse”, reflexiona la psicóloga Lucía Echenique, y agrega: “Existe una falta de motivación muy grande”.

Según ella, los jóvenes que emigran se van en busca de nuevas oportunidades, prefiriendo trabajos menos calificados en pos de conseguir seguridad y estabilidad económica. 

“La desmotivación y la falta de oportunidades provocan muchísima angustia y desazón, y son esos sentimientos los que luego empujan, a quienes tienen la posibilidad, a probar un nuevo camino en el exterior a pesar de alejarse del bagaje emocional que significa la familia”, concluye Echenique.

Victoria Clariá es periodista, locutora y licenciada en Comunicación Social. También tiene una diplomatura en Periodismo Deportivo. En la actualidad, se encuentra cursando la maestría de Periodismo Multimedia en FIU.