El mundo donde habita el horror es el mismo de los ritmos y sabores alucinantes, de la ciencia y el sexo, de la pasión y la libertad. El mundo donde las cosas parecen a veces solo blanco y negro, es el mismo que puede tornarse de vibrantes colores cuando nos atrevemos a abrazarlo en toda su dimensión. Es el mundo nuestro y de Bella Baxter, a quien vemos descubrirlo en esta película desde la torpeza de sus primeros pasos, con mangas victorianas abullonadas y la espontaneidad verbalizada de una mente ingeniosa.
La historia que dirige el cineasta griego Yorgos Lanthimos es atrevida, divertida e intelectualmente retadora. En lo visual, un banquete de tonos y planos inolvidables.
El guion de “Poor Things” es de Tony McNamara, y está basado en la novela del escritor Alasdair Gray. Willem Dafoe da vida a Godwin Baxter, una versión del clásico personaje de Frankenstein. Emma Stone encarna a Bella. Y la encarna visceralmente, tanto, que mereció el Óscar a Mejor Actriz en la pasada edición de los premios. El segundo en poco más de tres décadas de vida.
La criatura en cuestión no sabe comportarse correctamente en una mesa ni manejar sus impulsos. Lo que sí sabe es que por algún intrínseco don de sus humanas entrañas es libre, y exige esa libertad para salir a la aventura.
Así parte de un Londres steampunk y retrofuturista a otras ciudades europeas en las que le aguardan muchas primeras veces. Y nos lleva con ella mientras crece su pelo, se le embellece el lenguaje y consolida la madurez.
El filme fue ganador del Premio a Mejor Comedia o Musical en los Globos de Oro y del León de Oro a la mejor película en la 80.ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia. De sus once nominaciones al Óscar, entre las que estuvo Mejor Película, obtuvo el galardón a Mejor Diseño de Producción, Mejor Diseño de Maquillaje y Peinado y Mejor Diseño de Vestuario.
Es difícil olvidar a esta criatura una vez que se le ha conocido. Tras un lente de ojo de pez volvemos a mirar, con inocencia y picardía de niños, con reflexión de adultos. Siempre a través del cristal de sus certezas: que podemos mejorar el mundo que encontramos y que, contra todo pronóstico, vivir es fascinante.