Colombia es un país lleno de riquezas, de pintorescos paisajes que dieron a luz la inspiración de tantas obras literarias, hogar de personas joviales, hospitalarias, amables, solidarias y sobre todo resilientes. Personas que, a pesar de estar en el centro del conflicto armado más largo de América Latina, trabajan por la paz sin perder la esperanza de algún día alcanzarla.
El General Henry Medina, un General retirado del ejército Colombiano y actual miembro de “La Paz Querida” en Colombia, al igual que Farouk Caballero, autor colombiano y profesor de la Universidad del Norte en Barranquilla, hacen énfasis en la famosa frase de Esquilo “La primera victima de una guerra es la verdad.”
Sin duda, la guerra y la violencia llegan a poner un bozal sobre el pueblo y aturdir los demás sentidos y pensamientos. ¿Cuál es el rol de los medios en los tiempos de guerra y paz? Es aquí donde encontramos el tema central de la discusión que se llevó acabo este pasado mes de julio en La Universidad del Norte entre sus alumnos, expertos y grupo pequeño de estudiantes de periodismo y comunicaciones de la Universidad Internacional de la Florida.
A lo largo de los siete días que duró este debate fue imposible no notar la importancia de la libertad de expresión en a través del arte. Manifestaciones artísticas surgen como rebeldía hacia las clases dominantes de Colombia, que tratan de controlar la narrativa y a la misma vez nace en el colombiano de la necesidad de contar su sangrienta y dolorosa historia.
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Como primera exposición de expresión a través del arte tuvimos el privilegio de ver “La Negociación: Hacer La Paz Es Mas Difícil Que Hacer La Guerra”, un excelente e impactante documental hecho por Margarita Martínez, documentalista y reportera colombiana.
La labor de seguir este proceso y meterse en sus entrañas junto a los protagonistas por 6 años y recopilar imágenes inéditas acerca del antes, durante y después de la negociación de los acuerdos de la paz que se llevaron acabo en La Habana, Cuba y darle a las personas un relato desapasionado, equilibrado y honesto.
Pero definitivamente el canto es una de las expresiones mas arraigadas en la cultura de expresión colombiana y los cantos del conflicto armado colombiano son extensos.
Esta historia larga e inconclusa puede ser relatada por las voces colombianas, tanto de sus víctimas como la de sus opresores. Fue inevitable ver la transformación de Beatriz Ochoa, fundadora del Colectivo de Comunicación Montes de María Línea 21, durante nuestra visita al Carmen de Bolívar, el miércoles 17 de Julio.
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Beatriz irrumpe en canciones al explicar la función e importancia del Colectivo que fundó hace unos años: promover la democracia a través de la participación ciudadana para construir una sociedad menos propensa al conflicto armado sin olvidar el pasado y sus tragedias. Las canciones también relatan los sucesos que afectaron su región:
“…y aquí es donde la memoria juega un papel esencial, para bien o para mal la historia se nutre de ella;y aunque sea una impronta huella la verdad siempre es vital;llegó sin pedir permiso eso que llama conflicto, un régimen bien estricto de dolor sin previo aviso; que al pueblo dejó sumiso viendo a sus hijos caer, sus derechos decaer y un estado que no estaba para hacerlo que le tocaba: a su pueblo proteger”. Como pusimos los muertos, sin nuestro consentimiento, queremos contar el cuento, con el estado en concierto… que lo falso no sea cierto y que cuente nuestra verdad, y que se apoye un lugar y un museo de la memoria, y que de adelante esta historia sea vergüenza nacional Como no queremos ver que haya otra guerra entre hermanos Las regiones empezamos nuestra memoria tejer.”