Lani Agoo, conocida como una mujer llena de vida, creció en una familia numerosa. Como la segunda mayor, y la primera mujer, le tocó ser responsable de cinco hermanos menores.
Su cuñada, Sandra Agoo, recuerda que su difunto marido, Patrick Agoo, quien falleció ya hace meses, la consideraba como su segunda madre.
“Solo quiero decir que ella era un personaje, era muy cariñosa, muy, muy amorosa. Ella solo tuvo una vida difícil. Ella vivió una vida dura”.
Sandra Agoo se asegura de que no olvidemos.
Cuenta que, en 1989, con treinta y cinco años de edad, Lani había pasado por varias relaciones amorosas y era madre soltera de Tiffany Paul, de dos años.
“Era como un tema tabú, como si nadie me lo mencionara. Sabia que ella había muerto. Me siento como un niño pequeño, siempre quería esperar que ella estuviera como en unas vacaciones de las que regresaría y luego, ya sabes, obviamente llegas a cierta edad y te das cuenta de que tus fantasías no son del todo ciertas”, dice Tiffany.
A los quince años, Tiffany recuerda el documento de informe de persona desaparecida que encontró sobre su mama.
Sandra recuerda haber escuchado a su marido decir que Lani, residente del barrio de Perrine en el condado de Miami-Dade, fue a comprar cigarrillos y hamburguesas jamaicanas el día 17 de marzo de 1989, con un amigo cercano de la familia, Rico Thomas Connolly. Nunca más la volverían a ver con vida.
La policía de Miami Dade encontró su cuerpo descompuesto cincuenta y tres días después en los bosques de Perrine.
John Agoo, el mayor de los hermanos de Lani Agoo – recuerda que ese bosque parecía más bien un basurero. “Tenía 38 años en ese entonces y ella 35 años. Fue un momento muy difícil para mí”.
John había salido de Miami… para evitar caer en el círculo de drogas que parecía perseguir a su familia… Durante el tiempo de la desaparición de Lani, ya había adoptado a su hijo mayor, Shawn.
“Yo nací adicta a las drogas”, dijo Tiffany. “Y desde muy pequeña fui consciente de que era algo en lo que no quería caer”.
La investigación policial continúa estancada desde que se descartó a Rico Thomas Connolly como sospechoso.
A pesar de la falta de progreso, el portavoz de MDPD, Jonathan Grossman, dice que como el caso sigue abierto necesitará unos cinco meses para entregar la documentación del mismo.
“El archivo necesita ser revisado página por página para borrar la información que pueda comprometer la investigación”.
Ante el silencio policial, la familia de Lani continúa buscando respuestas por su cuenta.
Patrick, el más joven de los hermanos, creó una cuenta en Facebook hace casi seis años para dar visibilidad y mantener la presión sobre este asesinato.
Allí la recuerdan con cariño, intercambian imágenes, e incluso le dedican canciones. También siguen sus propias corazonadas. Dicen que la última persona con la que saben que estuvo, Connolly, era un traficante local.
En esa época, al igual que Lani, algunos hermanos habían tenido problemas de adicción y en algún momento acudieron a Connolly para comprar estupefacientes.
“Ya sabes, todos tomamos nuestras propias decisiones en la vida. Sabes, ella tal vez hizo lo equivocado. Pero espero que haya encontrado la paz”, dijo Paul.
Y son las adiciones la razón por la que varios familiares creen que la sociedad decidió ignorar su muerte. La prensa nunca publicó un artículo o reseña que hubiera podido ayudar a encontrar pistas o alertar a un posible testigo.
“Podría haber sido la madre de cualquiera”, subrayó Tiffany Paul, al reflexionar sobre la enfermedad y la trágica muerte de su madre.