A pesar de los esfuerzos occidentales para impulsar un aislamiento diplomático, económico y político de Rusia, los países de América Latina y el Caribe siguen divididos en su respuesta. Algunos condenan la invasión rusa, otros no se pronuncian, y una minoría apoya a Rusia tácitamente.
El 21 de febrero de 2022, el presidente ruso Vladimir Putin reconoció las regiones de Lugansk y Donetsk, en el este de Ucrania, como estados independientes.
Dos días después, Ucrania declaró el estado de emergencia en respuesta a la acción militar “no provocada” de las tropas rusas.
El ataque a gran escala contra Ucrania desde tres direcciones, incluida la capital, Kiev, provocó un “efecto dominó” de fuertes sanciones, condena internacional y aislamiento económico contra Rusia.
La compleja combinación de la respuesta latinoamericana y del Caribe a la acción militar rusa en Ucrania, fue analizada durante el seminario “Rusia en las Américas: ¿Ahora qué?, organizado por la Americas Society/Council of the Americas y conducida por su vicepresidente, Eric Farnsworth.
La discusión contó con tres relevantes personajes en la región: el Director Interino del Centro Latinoamericano y de El Caribe Kimberly Green de FIU y expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís; el Director General de Política Global Instituto George W. Bush, David J. Kramer; y el Presidente de IBI Consultants y miembro de la Universidad de Defensa Nacional INSS, Douglas Farah.
Durante la discusión, el panel exploró las problemáticas y posibles escenarios que acarrea la invasión rusa a Ucrania y sus implicaciones geopolíticas debido a las crecientes incursiones de Moscú en América Latina y el Caribe.
Cuba, Venezuela y Nicaragua fueron el centro de la discusión, debido a su expresada alianza y apoyo al país invasor.
“Para la mayoría de los países latinoamericanos, si no todos, incluso aquellos que son aliados de Putin, la realidad es que Rusia no es un socio estratégico. Por lo tanto, ponerse en la situación de tener que explicar y justificar su comportamiento es algo que no beneficia a nadie”, dijo el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.
Esto sin pasar por alto que la mayoría de los países de Latinoamérica, tras ver las atrocidades que se están cometiendo en Ucrania, han mostrado solidaridad y apoyo al país y a su presidente Volodímis Zelenski.
Según David J. Kramer, por décadas han sido evidentes las maniobras del presidente ruso Vladimir Putin para influir en Latinoamérica, con la firme intención de distorsionar y afectar los intereses y reputación de los Estados Unidos.
“Hubo conversaciones a mediados de enero de que los funcionarios de Rusia podrían considerar despliegues militares en la región, ya que las negociaciones estaban en camino para tratar de evitar la guerra con Ucrania, pero no estoy seguro de qué tan en serio debemos tomar eso. Aunque, ha habido entregas militares a países como Venezuela en el pasado”, dijo Kramer.
También destacó las recientes conversaciones sostenidas entre los presidentes de Nicaragua y Rusia, y las recientes y múltiples visitas de los presidentes de Brasil y Argentina a Moscú, lo que podría interpretarse como el inicio del proceso de diálogo para concretar alianzas, aunque hace unos días el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina pidió a Rusia el cese de todas las acciones militares en Ucrania.
México no fue el enfoque de la discusión, pero entendiendo que el país azteca juega un papel central en la economía y política de la región, es de suma importancia recordar que el pasado 24 de febrero de 2022, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador llamó a Rusia a “no invadir”.
Pero, debido a que la política exterior de México se inspira en la Doctrina Estrada, México ha evitado intervenir o imponer sanciones a Rusia, lo que deja al país hasta cierto punto aislado del conflicto.
Dicho esto, David Kramer añadió, “cualquier presidente que esté pensando en visitar Moscú debería pensarlo dos veces, y aquellos que han visitado Moscú deben avergonzarse de sus acciones”.
La problemática geopolítica y económica que está afectando globalmente, no son las únicas preocupaciones y observaciones resaltadas durante la discusión de estos expertos.
La distribución y manipulación de información es también un tema de alta relevancia y cavilación. Según los panelistas, se llevan a cabo iniciativas para influir en la información a la que acceden los pueblos latinoamericanos.
La narrativa curada por los medios rusos describe a los Estados Unidos como responsable de la invasión y culpa a Washington por entrometerse en los asuntos territoriales rusos.
Según Douglas Farah, presidente de IBI Consultants, “Lo que hemos visto en toda la región es una serie de esfuerzos para dar forma o manipular, en particular, la información distribuida a los ciudadanos”, una realidad que se ve apoyada por gobiernos socialistas que al parecer buscan controlar a sus poblaciones en decisiones económicas, estilo de vida, hasta en la participación en las urnas electorales, agregó Farah.
No es secreto que Rusia y su actual gobierno, están estrechamente familiarizados con una agenda estratégica que incluye aprovechar oportunidades para afianzarse en América Latina y desprestigiar a los Estados Unidos.
Según los expertos, las actitudes agrias hacia los Estados Unidos en toda la región por cuestiones de comercio e inmigración, el surgimiento de candidatos populistas y los crecientes desafíos económicos y sociales internos, crean circunstancias favorables para que Rusia promueva sus intereses y agenda.
“Vemos esto en su estrecha relación con Daniel Ortega. Enormes capacidades informáticas y cibernéticas que se están desarrollando en Nicaragua, donde los rusos son capaces de proyectar cantidades masivas de desinformación”, dijo Farah.
La desinformación distribuida por Rusia también ha provocado animosidad y conflictos entre países vecinos en el cono sur y centroamérica.
Según Douglas Farah, por años los Estados Unidos ha identificado líderes y personal ruso en Centro y Suramérica, mismos que manejan organizaciones y corporaciones, y en su mayoría tienen un bagaje en criptología y están involucrados en actividad de manipulación cibernética.
El conflicto que hoy se desarrolla en territorio ucraniano podría sumar una crucial preocupación para países que colindan con naciones directa o indirectamente relacionadas con el Kremlin.
Eric Farnsworth propuso la hipótesis de un conflicto bélico entre Costa Rica, una nación soberana, democrática y progresista, y Nicaragua, un leal aliado de Rusia, a lo que el expresidente de Costa Rica Luis Guillermo Solís respondió, “una agresión por parte de Nicaragua a Costa Rica es improbable”.
“No se ha contemplado esa hipótesis de guerra en la región”, aclaró efusivamente Solís.
A pesar de las crecientes convergencias, las influencias rusas han encontrado consonancia con la agenda “antioccidental” ya existente de líderes de la región.
“Mientras más presión ejerza Estados Unidos sobre gobiernos canallas, gobiernos autoritarios o incluso gobiernos corruptos, si ese es el caso, es más probable que estos busquen en Rusia y otros países malignos apoyo o presencia en sus propias fronteras”, explicó Solís.
Lo cierto es que la especialidad de Rusia en la región ha sido el apoyo político a países que se están aislando en el escenario global.
Putin ha sido un salvavidas diplomático para los líderes autoritarios de Venezuela, Cuba, Nicaragua y para Jair Bolsonaro de Brasil, quien criticó duramente a China y cuestionó la victoria electoral del presidente Joe Biden.
En algo sí estuvieron de acuerdo todos los panelistas. A corto plazo, el beneficio más importante de América Latina para Rusia, en este momento de guerra, probablemente será solo el apoyo diplomático de las dictaduras.