Mascotas de apoyo emocional: recetado para algunos y ventajoso para otros

La vida de un gato callejero de Miami cambió para siempre el 8 de agosto de 2020 cuando fue bautizado como “Chewy”, el nombre que eligió su adoptante Javier Finzi, de 31 años, quien asegura que la elección no fue casualidad. 

“Lo elegí en honor a Chewbacca, el personaje de Star Wars. Es un nombre con fuerza, como todo en esas películas”. La vida de Chewy no fue la única que cambió para siempre ese 8 de agosto de 2020. 

Javier decidió dejar entrar a una mascota en su vida debido a la recomendación de su psicóloga y con el objetivo de batallar contra la depresión con la que comenzó a convivir tras la pandemia. 

“El coronavirus me bloqueó. Yo salía mucho, hacía actividad física al aire libre, siempre tenía un plan pero, de pronto, ya no podía hacer nada de eso”, reflexiona, y continúa: “Si bien el encierro total duró unos pocos meses, con las flexibilizaciones me sentí muy inseguro, tenía miedo constante al contagio”. 

Tras algunos meses de sesiones terapéuticas y de acercarse a métodos no tradicionales, su psicóloga le habló de los animales de apoyo emocional. Javier había tenido mascotas durante su infancia, pero no sabía si podría hacerse cargo de alguien más en la condición en la que estaba. De todas maneras, aceptó. El resto es historia.

Las siglas ESA, por Emotional Support Animal, son cada vez más comunes en todo el mundo, y Florida no está exenta del fenómeno. No debemos confundir a este tipo de animales con los de servicio, que son propiamente entrenados para cumplir funciones específicas en casos, por ejemplo, de discapacidades o de seguridad. 

Las mascotas de apoyo emocional buscan reducir las crisis de salud mental que puede tener una persona, pero lo hacen por el mero hecho de su presencia. 

Para obtener un Emotional Support Animal certificado en Estados Unidos uno debe obtener una carta de un profesional de la salud que, tras haber realizado un chequeo, recomiende la convivencia con una mascota para combatir el diagnóstico. 

Pettable, compañía que provee la certificación, llevó a cabo en 2023 una encuesta que dio a conocer que el 71% de las personas con animales de apoyo emocional son varones, mientras que el 29% son mujeres. Asimismo, el 45% aseguró que sus mascotas son extremadamente efectivas en la mejoría de su salud mental. Además, la mayoría de los entrevistados (36%) reveló que obtuvo su certificación entre marzo y diciembre del 2020, en plena pandemia de coronavirus.

“Considero que las mascotas de apoyo emocional son beneficiosas en casos de depresión y ansiedad. La depresión es muy difícil de entender, por eso tener un Emotional Support Animal, que solo acompaña y no trata de comprender a su dueño, es alentador. Son incondicionales, están ahí en todo momento, nunca los abandonan, a pesar de las risas y los llantos”, dijo a CaplinNews la psicóloga Tania Grunberg. 

Según la especialista, cuando las personas sienten esa responsabilidad de cuidar a una mascota, se sienten útiles e indispensables para este animal. 

“Ese es un sentimiento muy deseado por personas que están atravesando momentos de depresión y ansiedad”, asegura.

Para Grunberg, “el sentimiento de relajación y la compañía” son las grandes ventajas de convivir con una mascota, y eso fue lo que disparó las adopciones en todo el país y provocó el nacimiento del término “Pandemic Puppies”, que refiere a todas las mascotas que llegaron a un nuevo hogar con la aparición del coronavirus. 

“Aún no siendo humanos, provocan compromiso e interacciones que los seres humanos solemos tener con otros seres humanos”, resalta.

No obstante, los beneficios de convivir con mascotas no fueron aprovechados únicamente por personas con diagnóstico de salud mental. 

Desde el 1 de julio de 2020, el estado de Florida esclareció los estándares legales sobre la ley que regula la vivienda para ciudadanos con animales de apoyo emocional. La misma establece que “es ilegal discriminar en la provisión de vivienda a una persona con una discapacidad o necesidad relacionada con la discapacidad, y que tiene o en algún momento obtiene un animal de apoyo emocional”. 

Además, la regulación insiste en que “no se le puede exigir a dicha persona pagar una compensación adicional por dicho animal”. Lo que busca la ley estatal es evitar el fraude relacionado con la clasificación errónea de mascotas como apoyo emocional, lo cual se ha convertido en un problema creciente en todo Estados Unidos durante los últimos años. 

A pesar de los objetivos de la ley, para la psicóloga “la situación está fuera de control”. “Definitivamente hay una exageración. Algunos toman ventajas sobre eso. Hay animales específicos que pueden servir. Un lagarto, por ejemplo, no tiene calificación para hacerlo”, insiste. 

“Los Emotional Support Animals deberían ser entrenados y calificados para ayudar a las personas a sentir apoyo, lo cual no está previsto en la ley”, añade.

Consultado respecto a la aplicación de la ley, el administrador de propiedades en el condado de Miami-Dade, Julián Mora, explica que “los propietarios de Florida no pueden negar la posibilidad de una vivienda a una persona con discapacidad, incluso cuando hablamos de afecciones de salud mental”.

“La ley de ESA establece que los dueños no pueden pedirle a sus inquilinos información privada del diagnóstico, solo la certificación firmada por un médico con licencia en Florida que consta la necesidad de poseer una mascota de soporte emocional”, detalla. 

“Por más que el inquilino haya firmado un contrato en el que asume que no podrá tener mascotas en la unidad, la nueva ley lo protege y se lo permite”, aclara Mora y concluye: “Muchos consiguen certificados con médicos conocidos, pero es muy difícil probar que una persona está aprovechándose de la ley para ingresar un animal en la unidad”.

A fin de cuentas, los animales de apoyo emocional son un hecho y debemos aprender a convivir con ellos, a pesar de los ventajistas.

Victoria Clariá es periodista, locutora y licenciada en Comunicación Social. También tiene una diplomatura en Periodismo Deportivo. En la actualidad, se encuentra cursando la maestría de Periodismo Multimedia en FIU.