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Nuestra preocupación por los niveles de pobreza en América Latina y la mala distribución del ingreso y la riqueza en la región nos inspiró a mi esposa y a mí a apadrinar a una niña en Costa Rica a través de una organización internacional sin fines de lucro llamada Unbound.
Según su sitio web, la misión de la organización es “… caminar con los pobres y marginados del mundo. Brindamos atención personalizada y beneficios directos a los niños, los jóvenes, las personas mayores y sus familias para que puedan vivir con dignidad, alcanzar el potencial deseado y participar plenamente en la sociedad”.
Desde que tomamos esa decisión en 2010, hemos intercambiado cartas por correo regular y hemos monitoreado el crecimiento y el progreso personal de nuestra amiga apadrinada, Aracelli, quien era una niña en la escuela primaria.
En octubre de 2017, junto con otros patrocinadores de Estados Unidos, tuvimos la valiosa oportunidad de asistir a un “Awareness Trip” con Unbound a Costa Rica y finalmente conocimos a Aracelli en persona. Durante este viaje y desde entonces, nos resultó obvio que las organizaciones humanitarias, como Unbound, tienen un impacto significativo en la reducción de la desigualdad socioeconómica, no solo en Costa Rica, sino en los otros 19 países en los que opera en América Latina, África, y Asia.
En nuestro “Awareness Trip” Aracelli nos dijo que quería graduarse de la escuela secundaria, ir a la universidad y convertirse en técnica dental o farmacéutica. En sus cartas, Aracelli nos mantuvo actualizados sobre su progreso. Quedamos satisfechos con la forma en que estaba creciendo y cómo nuestras contribuciones a Unbound valieron la pena.
No solo tenemos la impresión de que organizaciones como Unbound logran resultados concretos en la reducción de la desigualdad socioeconómica, sino que hay estadísticas que respaldan esta noción.
Según su sitio web, “el 51% de los niños apadrinados permanece en la escuela un año más que sus compañeros” y “el 90% de las madres cree que tienen el poder de cambiar la vida de sus familias”. Creemos en el porcentaje del “90% de madres” porque vimos un ejemplo de primera mano durante el Awareness Trip.
Un día, conocimos a un grupo de tres mujeres, cada una de las cuales tenía un hijo patrocinado por medio de Unbound. Las mujeres hicieron una presentación de un suavizante de telas que pensaban fabricar ellas mismas y luego vender a pequeños supermercados. Un miembro del personal de Unbound las estaba ayudando, pero las tres mujeres estuvieron a cargo de la presentación. Nos mostraron los ingredientes y prepararon una pequeña cantidad para demostrar el proceso. Una de las mujeres dijo que, debido a su participación en Unbound, había aprendido a navegar por Internet (con fines productivos) y a usar PowerPoint y Excel. También dijo que solía ser muy tímida, pero ser parte de Unbound la ha hecho salir de su caparazón. Eso fue obvio, porque tomó el micrófono en su mano y el control de la presentación.
En octubre de 2020, mi esposa y yo recibimos una bonita carta de Aracelli en la que dijo que ella había alcanzado su objetivo educativo, un bachiller de secundaria. Nos agradeció por los años que la patrocinamos en Unbound, pero que ya era el momento de soltar el respaldo de la organización. Fue por decisión propia. Sus planes eran seguir adelante y estudiar para convertirse en farmacéutica, pero se retiraba de Unbound para que mi esposa y yo pudiéramos apadrinar a otro niño que necesitara más ayuda que ella.
Estamos muy orgullosos de Aracelli y creemos que la desigualdad socioeconómica en Costa Rica se ha reducido, aunque sea un poco, gracias al impacto de Unbound. A propósito, ahora estamos apadrinando a otro niño con Unbound, esta vez en Colombia.